Capítulo 06: Te he dejado de adorar.

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Nuevamente perdida en sus pensamientos.

Eso caracterizaban las causas de tal desvarío en el ánimo de Manreet. Ella ahora se hallaba caminando rumbo a la cocina, completamente ensimismada y con una sonrisa boba en su rostro, mientras caminaba como una muñeca de porcelana agraciada.

Quizás sería muy apresurado decir que se sentía realizada, pero, no encontraba sensación más cercana a esa sin caer en lo absurdo. De verdad quería sentir que no era una decepción para las personas más importantes de su día a día, las cuales no eran solo su familia, sino también las mujeres a las que su existencia estaba condenada a servir. Quizás podría caerle mal alguna, o sentir miedo por ellas, pero la opinión de estas importaba, y mucho para una criada como lo era ella.

Y le había sacado unas buenas risas a esas mujeres. Las hizo sonreír y sentirse contentas con su servicio, y eso era mucho más de lo que imaginaba un día llegar a brindar. Por fin, sentía que estaba yendo por el camino correcto, y hacía lo que cualquier otra criada haría en su lugar: complacer a sus amas para sobrevivir.

El sentido quizás mucho no importaba en este caso. Manreet realmente se había quedado con un par de muecas de Daniela en la cabeza, al igual que sus dulces titubeos y expresiones avergonzadas en su rostro.

Quizás había llegado a su límite y estaba delirando, pero de verdad veía con cierta humanidad a Daniela, más de la que nunca antes osaría pensar en algún día ver. Jamás.

Y, sin embargo, ahora no podía dejar de recordar eso. Recordar cómo Daniela se veía ligeramente más bonita cuando algo de color decoraba sus pálidas mejillas. Recordar cómo Daniela al ser algo torpe, también hablaba con un tono dulce y suave en su voz, que le resultaba bonito. Recordar cómo Daniela, le miró entre tantos coqueteos, a ella, Manreet, una simple sirvienta.

No se sentía sucia, contrario a lo que creyó podría sentir al terminar el trabajo. No, se sentía... bien. Bien de haber cumplido con excelencia, y bien de saber que Daniela estaba cayendo en sus manos.

O de que en realidad ella estaba cayendo en las manos de Daniela.

¿Podían ser válidos dos conceptos a la vez?

Manreet entró a la cocina, esperando continuar con su rutina de limpieza. Para su sorpresa, Anthea y Castalia la estaban esperando, y se veían bastante molestas.

O bueno, su madre Anthea, se veía molesta. Castalia solo parecía un pobre borrego intentando fingir molestia, y a la vez preguntaba con la mirada en qué cosas se estaba metiendo su hermana menor.

─Buenas tardes, madre─.

─Buenas tardes─ la mujer permanecía de brazos cruzados. Su cabello color ceniza escapaba del pequeño moño que había hecho sobre su cabeza, para mantenerlo atado. Eso solo significaba que la ausencia de Anthea se había debido únicamente, a largas horas de un continuo trabajo. Como lo sospechaba.

─Buenas tardes, Castalia─.

─Buenas tardes, Manreet─.

Un incómodo silencio hubo después de tal presentación.

Manreet no sabía qué hacer. Si se ponía a lavar los trastes quizás podría recibir una reprimenda de su madre, por presentarse a la cocina como si nada y habiendo hecho algo malo antes. Y si no los lavaba, podría también ser castigada por no cumplir con su deber, además de haber hecho algo malo antes.

Aunque, también se preguntaba si había hecho algo malo para ver a su madre y hermana así. Junto al "qué", puesto que de haber hecho algo malo, tampoco tendría idea de cual era el error.

Perfidia • 〚 ᴰᵃⁿⁱᵉˡᵃ ᴰⁱᵐⁱᵗʳᵉˢᶜᵘ ˣ ᴼᶜ 〛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora