Capítulo 13: Traumas de una tuerta y piropos de una bestia.

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Había sido agotador, en todos los sentidos, pero de cualquier forma, la calma parecía estar dispuesta a prevalecer. Cuando Daniela se tranquilizó, y supo el desastre que había hecho, al igual que el motivo de haber ido hasta allí, recordó de pronto lo esencial de su presencia y de la compañía que requería.

Había olvidado a Manreet por momentos, y cuando la vio, sintió un ligero alivio. Una criada de cabellos rubios estaba tratando su herida y haciendo lo posible por desinfectarla, mientras otra que sí reconocía como de su zona, se encargaba de calmar a la castaña y mantenerla sentada sobre un colchón.

La sonrisa en Daniela fue imposible de aparecer aún así. Por más que se esforzara, sabía que nada de lo que sucedía lo ameritaba. Nada estaba bien. Evadiendo el hecho de que lidiaría con un castigo de su madre y un montón de sermones de parte de sus hermanas, cosas a las que ya estaba acostumbraba y sabría cómo librarse, había una perspectiva bastante cruda frente a ella, y que por mucho tiempo meditó.

Todo lo que estaba pasando, ¿era gracias a ella? El complot contra su doncella privada, ¿fue por un capricho de ella? ¿Hizo mal al exigir tenerla? ¿Era una mala amante por ello?

No le gustaba para nada la idea de creer que su "relación" no era como en las historias que leía. Siempre era tan fácil. Nunca reflejaban aspectos tan malignos de lo que puede hacer la codicia humana. Y, los amantes protagonistas además de ser el uno para el otro, son muy buenos amantes y crean una relación bonita poco después de enamorarse a primera vista.

¿Pero ella era una especie de estorbo en el cuento? ¿Era la mala acaso? ¿No debía quedarse con la radiante doncella? ¿Debía dejarla ir?

No, lo último no quería hacerlo. Renunciar no era algo que supiese hacer ni tampoco le interesaba a Daniela. Aprendería si fuese necesario a mejorar y ser una mejor pareja, pero jamás renunciar a una, eso no lo consideraba amor. Porque cuando amas a alguien aunque le hagas daño, no debes dejarlo ir si lo amas de verdad, ¿cierto?

¿Cierto?

Cuando las puertas se abrieron y el nuevo escándalo comenzó, Daniela abandonó sus pensamientos. Se acercó a su doncella privada y la tomó con ligera fuerza de un brazo para llevársela. No fue segundos después que pensó en si eso sería mejor gesto por venir de ella, cuando una hora atrás dos sirvientas habían tomado a su doncella de la misma forma y sin ningún contexto agradable.

Daniela entonces se detuvo un momento, soltó el brazo de Manreet y sin mirarla optó por colocar su mano en la espalda, cerca de las caderas. Sí, eso se veía menos brusco y más romántico, a su parecer.

─¡¿Pero qué...?!─ Bela observó todo el desastre del salón con unos ojos bastante abiertos. Cassandra detrás de ella volteó a ver con la misma expresión.

─¡¿Qué mierda hiciste?, Dani!─ la morena pareció retorcerse de solo imaginar el castigo que vendría también contra ellas después.

─Castigué a un par de atrevidas. Eso es todo─ la pelirroja caminó hacia la puerta y a su lado la seguía cabizbaja la sirvienta tuerta de cabellos castaños ─Las que no están muertas se irán a las mazmorras─.

N-no todas─ Daniela se detuvo y observó a Manreet, quien con una mano continuaba tapando su ojo ciego ─Algunas... algunas me intentaron ayudar─.

─Oh... bueno, entonces las que no están muertas se pondrán a limpiar. ¡Sí!─ y Daniela continuó su paso, mientras sus hermanas la observaban.

Bela fue la primera en notar el estado de aquella sirvienta. Sus ropas manchadas de sangre y el que se tapara un ojo dejaban en claro cómo había sido su situación, y sumado al que estuviese Daniela allí para hacer tal desastre, todo quedaba más claro entonces.

Perfidia • 〚 ᴰᵃⁿⁱᵉˡᵃ ᴰⁱᵐⁱᵗʳᵉˢᶜᵘ ˣ ᴼᶜ 〛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora