. . .
Me disculpo de verdad por haberlos hecho esperar tanto. Fueron días complicados pero me alegra haber salido de un bloqueo tan grande. La obra no ha terminado y aún falta un rato para que termine. No diré qué tan largo ni qué tan corto. Es cuestión de capítulos y lo mucho que escriba en ellos antes de finalizar.
Les aviso que así como este capítulo me consumió mucho tiempo para poder escribirlo, probablemente los demás también. Publicaré este de por mientras, y seguiré trabajando en los que vienen después. Sin más, muchas gracias por su espera.
────── · ──────
Los días de Manreet se habían vuelto realmente... especiales, en lo que cabe mencionar. ¿Pero por dónde o por cuál empezar?
Quizás cinco días después, posterior a aquel donde la sirvienta recibió un obsequio de Lady Daniela, y tuvo una audiencia con Lady Dimitrescu para empezar. Sí, aquel día había sido difícil de digerir, pero los que vinieron después recompensaron ese sabor amargo que había quedado en el ambiente.
Cinco días después, Manreet nuevamente se veía obligada a cumplir la nueva rutina que conformaba cada mañana de su existencia. Ni bien la luz del sol se coló por la pequeña ventana de su pequeña habitación, y el sonido de un reloj mediano de madera que colgaba de una pared resonó en el angosto espacio, supo que era hora de finalmente levantarse y comenzar con sus obligaciones.
Se rebulló entre aquellas cálidas y suaves sábanas blancas. El frío de la mañana comenzaba a ser más notorio. El invierno estaba a un par de días de distancia esperando tranquilamente llegar. Levantarse temprano era cada vez más tortuoso, y Manreet lo sabía, por eso se quedó a mirar la cama que estaba arriba de la de ella. Nadie dormía en su misma habitación, así que no tenía compañera y por lo tanto conservaba mayor privacidad. De cualquier forma, dormir sola era un hábito que le costaba cada vez más asimilar. Al menos en las habitaciones comunes de la servidumbre tenía compañeras.
No tenía que preocuparse mucho por su soledad, de cualquier forma. Tenía a una sola persona a la cual seguir todo el día y gran parte de la noche, así que se levantó de la cama y luego de bostezar, se estiró como pudo y caminó hacia un pequeño armario que estaba en una esquina de la habitación. Retiró del angosto mueble un uniforme muy prolijamente doblado y una toalla. Las duchas estaban cerca.
─Buenos días. ─le dijo con notable cansancio a la escoba con listones y otros adornos que yacía inmóvil cerca de la puerta. Y sin esperar respuesta, Manreet se retiró.
. . .
Tres pequeños golpes, justo en aquella blanca puerta, y luego esperó. Se sentía a gusto y estaba tranquila. Ya casi ni sentía nervios cuando debía acompañar a Lady Daniela. Siempre era diferente cada día por lo impredecible que era la pelirroja, pero iguales en el sentido de que solo debía cumplir algunas obligaciones y tratar de hacer que la mujer lo pasase bien.
Hoy más o menos tenía en mente lo que la pelirroja planeaba hacer, aunque esta le insistió a Manreet en que no tratase de averiguar más. Sería una sorpresa, y las sorpresas hacen más especial un día mientras se mantengan como lo que son: simplemente sorpresas.
La puerta no se abrió, lo que era extraño, porque Daniela siempre atendía rápido y sumamente emocionada cuando alguien la buscaba tan temprano. Solía significar que alguien importante requería su presencia. Pero no, esta vez no abrió, y Manreet sintió un cosquilleo nervioso en su estómago. ¿De verdad esta sería una de esas mañanas?
ESTÁS LEYENDO
Perfidia • 〚 ᴰᵃⁿⁱᵉˡᵃ ᴰⁱᵐⁱᵗʳᵉˢᶜᵘ ˣ ᴼᶜ 〛
Fanfiction❝ Mujer, si puedes tú con Dios hablar, pregúntale si yo alguna vez, te he dejado de adorar...❞ Órdenes son órdenes. Peticiones son oportunidades. Juegos son perdición asegurada. O eso pensaba la esclava griega que vivía esquivando a las señorita...