Señora Denisse XXIX

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Señora Denisse

Han pasado dos meses desde que volvimos con Denisse, nuestra relación aún a escondidas pero no por eso aburrida y monótona.

Sigo siendo amigo de Santiago, compartimos unas clases y aunque a veces me mira de una forma extraña, nos llevamos dentro de todo bien. Terminé mudándome con Betty a un departamento más grande, más elegante y hasta más cerca de la universidad. El trabajo sigue siendo el mismo y mí relación con Denisse me ha ayudado a madurar. Las escenas de celos ya casi no me afectan, aunque a veces no puedo evitarlo. Y aunque Denisse me había dicho que estaba grande para eso, varias veces la vi celosa, ella creyendo que Betty tenía un clase enamoramiento por mí. Pero me encantaba demostrarle que yo sólo tenía ojos para ella.

Thomas terminó siendo nuestro cómplice para nuestros escapes, siempre estaba dispuesto a cubrir a Denisse cuando salíamos.  Era bueno tenerlo, era la única persona aparte de Betty que sabía de nuestra relación, por lo menos de mí parte. No sabía si Denisse se lo habría contado a alguien más.. pero lo dudaba.

Y así, volvimos al principio...

Yo rogando por correrme en el baño de arriba de la casa de Santiago, en una reunión. Todos nuestros conocidos abajo, mientras Denisse me chupaba la polla dura como una roca.

— Denisse.. por favor— ya no estaba por encima de suplicar.

Ella fue más dura con mis súplicas, haciendo que mí rostro se contorsionará de deleite y sufrimiento.

—N-no.. No p-puedo— gemí mientras mí piernas temblaban, mis rodillas flojas parecían no poder aguantar mí peso.

Intenté pensar en alguna otra cosa, pero no podía no sentir lo que Denisse me estaba haciendo. Odié su estúpida regla de no tocar y no acabar hoy. Mis dientes se apretaron, mis músculos duros y tensos. Mí mandíbula comenzaba a doler por lo fuertemente apretada que la mantenía.

Denisse sacó mí polla de su boca y me acarició de manera rápido y fuerte, apretando duro sus dedos alrededor de mí miembro.

— Córrete— me ordenó con su voz baja y sensual.

Mí respiración se detuvo cuando dejé salir el primer desesperado chorro. Me quejé en voz demasiada alta mientras me seguía y seguía viniendo, mis ojos fuertemente cerrados. Mis pelotas se apretaron tan fuerte que parecieron querer meterse dentro de mí cuerpo o querer escapar por mí polla hasta Denisse. Mis rodillas cedieron y terminé apoyando mis brazos en la mesada del baño, la maldita esquina golpeando mí espalda.

En lo único que podía concentrarme era en mí respiración, intentando bajarla, mis párpados aún cerrados. Podía sentir un peso de una tonelada en cada pestaña, impidiéndome abrir los ojos.

Cerré mí boca y retuve mí respiración cuando un golpe ligero vino de la puerta del baño. Mis ojos abriéndose de golpe para mirar la cara de Denisse aún en el suelo. No supe si reír o calentarme al ver todo su rostro manchado con mí corrida, sus ojos enormes mirando la puerta.

— Denisse...— canturreó Thomas del otro lado y los dos soltamos un respiro—. Pequeña zorra vieja, más te vale que dejes a ese niño y bajes antes de que Santi se de cuenta que estás tardando mucho en mostrarle tu computadora descompuesta a ese rubio caliente...

Hice una mueca cuando me limpié el miembro con papel mientras Denisse se lavaba la cara y soltaba una risita al escuchar las cosas que decía Thomas. Terminé de acomodar mí ropa antes de Denisse, así que la abracé desde atrás mientras ella se secaba.

—¿Vendrás está noche?— le susurré al oído mientras mis manos apretaban sus pechos.

— Sabes que si— gimió mientras me miraba, sus ojos almendras llenos de calor y promesas de muchas corridas parecidas a esas.

—Mmm— murmuré mientras la apretaba más contra mí cuerpo.

Denisse jadeó hasta que me dió pequeñas palmadas en las manos para que la soltará. Me reí entre dientes mientras la dejaba ir. Ella abrió la puerta y vimos a Thomas apoyado en la pared con los brazos cruzados, su cara enojada.

—¿Que significa esto, Denisse?— gruñó.

Yo me detuve de golpe, pero Denisse rió, aún avanzando a él.

—Deja de jugar.

Thomas me miró con el ceño fruncido, el mío frunciéndose también. Hasta que de repente él saltó, dando una palmada, en su rostro apareciendo una sonrisa deslumbrada.

—¡Te la creíste!— me apuntó con el dedo—. Cada día soy un mejor actor, bebé— dijo con voz grave a Denisse que reía mientras pasaba por al frente de él.

Yo sonreí, pero me apresuré hacía él cuando le dió una palmada en el trasero a Denisse.

—¡Hey! Manos afuera amigo—, gruñí.

—Uuy, grr— Thomas hizo garras con una mano hacía mi mientras imitaba un gruñido—. Ten cuidado, Brad. Podría querer castigarte.

Mí ceño se frunció, mí boca haciendo una mueca. No, gracias. Él podía hacer lo que quisiera con su cuerpo, pero a mí me gustaba Denisse.

— Aléjate de mí— dije mientras intentaba rodearlo, Denisse riendo en la puerta de su habitación al ver como Thomas me acechaba—. Delicia, ayuda— susurré en broma.

—Nunca me cansaré de decirte que soy mejor que Denisse. ¿Quién crees que le enseño a chupar una...

—¡Mucha información! ¡Lalalala!— me tapé los oídos, podía escuchar la risa de Denisse a pesar de eso.

Corrí a ella, pero no fui lo suficientemente rápido para escapar de la palmada de Thomas en mí trasero.

— Deja a mí culo tranquilo— me quejé acariciando el picazón del golpe.

Thomas se rió y Denisse estaba casi llorando de la risa.

Continuará...

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