Señora Denisse XXX

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Señora Denisse

-¡No me grites! ¡Lo haré!

-¡No!- Respiré profundamente, intentado que un poco de paciencia entrará en mí cabeza y poder intentar hacer entrar en razón a Denisse-. No puedes hacerlo sola, delicia.

-¡Si que puedo!- me gritó y alzó su barbilla, nunca encogiéndose-. Y lo voy a hacer.

Suspiré, era tan cabezotas.

Para Denisse, el momento al fin había llegado. Decirle de nuestra relación a Santiago. Ella estaba segura que él estaba listo, y que si tal vez se enojaba no sería tan duro como al principio de nuestra relación.

Ambos estábamos discutiendo esto en mí habitación, ella sentada en la cama mientras yo caminaba por mí espaciosa recámara. El nuevo departamentos era mucho más grande que el que había tenido el año pasado y nos daba más intimidad, con Betty dentro del departamento agradecía las puertas.

El asunto de nuestra discusión no era porque se lo dijera a su hijo. Yo era él primero en celebrar cuando Denisse me dijo que se lo diría esa noche. ¿El problema? Ella no me quería ahí. Y eso me parecía un terrible error. Estoy seguro que si mí madre hubiera tenido otra pareja después de la muerte de mí padre, me hubiera gustado que él diera la cara cuando lo anunciará. Intenté explicárselo a Denisse, pero ella era un hueso duro de roer cuando se trataba de Santiago.

Suspiré mientras me sentaba a su lado. Quise tomarla de la mano, pero ella me esquivó y se levantó. Mí enojo había bajado, pero el suyo, al parecer, no.

-Por favor, Mateo. Entiende que esto es algo nuestro. Algo privado.

-Pero...

-¡Él no me hará daño! ¿Puedes entenderlo?

-No creo que él te haga daño, físicamente- le dije cuando me levanté-. Pero puede decirte cosas feas, delicia. Déjame estar allí.

-No Mateo- ella se cruzó de brazos, dándome la espalda.

-¿Al menos puedes llamarme y mientras le hablas, escuchar lo que dice?- Denisse me miró sobre el hombro con una ceja alzada, algo confundida-. Sólo quiero saber lo que dice delicia. No me meteré- juré, aunque no estaba convencido de esa parte.

Denisse suspiró mientras la abrazaba desde atrás, su cuerpo relajándose y supe que había ganado, por lo menos en parte.

-Esta bien, te llamaré.

Besé su mejilla.

-Todo saldrá bien, amor-, le susurré al sentir que aún seguía nerviosa.

Denisse se movió para terminar frente a frente y envolvió sus brazos en mí nuca, apoyando su mejilla en mí pecho. Yo la abracé más fuerte, deseando que ella me pidiera que fuera a la casa esa noche. Quería estar para Denisse si las cosas se ponían difíciles.

Un plan comenzó en mi cabeza y decidí que lo haría.

Agradecí que las noches empezarán a ser un poco más calurosas mientras la primavera comenzaba a florecer. Lo agradecida de verdad, al estar en las rejas de la casa de Denisse mientras esperaba su llamada.

Había jurado no meterme, pero no podía dejar a mí chica pasar por esto sola. Le había dicho la verdad cuando dije que no creía que Santiago se enojara lo suficiente para hacerle algún daño físico. Pero no estaba seguro que no dijera un montón de mierda. Si bien, desde la última pelea que habían tenido en la universidad, Santiago ya no le hablaba de esa forma, podía tener un retroceso en su avance con el psicólogo.

Señora DenisseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora