Señora Denisse
Estacione el auto con el corazón acelerado y la respiración agitada. Las vacaciones de Mateo se habían alargado y ya estábamos por empezar febrero. No pude comunicarme con el por Whatsapp y Facebook, como si él hubiera querido dejar de lado todas sus redes sociales...
Cómo si quisiera evitar todo lo que nos podía comunicar.
Gracias a eso, mi resolución había tambaleado, y termine diciéndole a Santiago que quería empezar una relación, pero no con quién. Santiago se había sorprendido un poco, pero su respuesta me dejó más pérdida a mí...
"-Ya era hora. Pensé que hacías cosas raras con Thomas.
-¿Qué cosas raras?
-No sé, que te ponías un cinturón y esas cosas."
Mi cara se había puesto de todos los colores y me había ido. La imaginación de los jóvenes no dejaba de asombrarme.
A los pocos días él había iniciado la otra conversación, preguntando si ya tenía a alguien visto. Le dije que sí, pero que no sabía si él iba a querer estar conmigo. Santiago bufó y me dejó sola de nuevo. Sabía que Alma le estaba ayudando con la idea y amaba a la niña por ser tan tierna con mí hijo que era un diamante... aunque en bruto.
Dejé de divagar en mí mente y salí del auto. Me moví por el departamento, en conserje dejándome pasar como siempre. Subí, esta vez por el ascensor, mientras mí corazón subía por mí pecho hasta que se quedó trabado en mí garganta cuando las puertas se abrieron en el piso de Mateo.
Di los pasos que necesitaba para quedar parada en su puerta y estaba vez escuché voces y pasos dentro. Mí corazón golpeando tan fuerte que lo podía sentir a punto de salir por mí boca. Intenté respirar para tranquilizarme, haber si las clases de yoga habían servido de algo...
Cuando pude controlar mí respiración, más o menos, levanté la mano, reuniendo todo mí valor y golpeé la puerta.
-¡Vooy...!
Me congelé cuando una voz femenina se escuchó del otro lado. No supe que pensar ni mucho menos que hacer cuando la puerta se abrió de golpe. La sonrisa de la chica vaciló cuando me miró de arriba a abajo.
-¿Puedo ayudarte en algo?- su voz dulce.
Mí boca se abrió y se cerró mientras la miraba. Cabello rubio y largo, Thomas diría que era natural al 100%. Piel blanca y ojos azules, un cuerpo perfecto.
Tragué saliva.
-¿Buscaba a.. Mateo?- susurré.
Me sentía pequeña a comparación de la mujer con piernas largas y tan joven. De cierta manera me hizo acordar a la ex de Mateo y mí corazón cayó a mí estómago.
La expresión de la chica cambio y me miró con el ceño fruncido.
-¿Quién eres?
-Hum... ¿Una amiga?- no sabía lo que éramos y esa era mí culpa.
Una ceja delineada y rubia se alzó y me miró con sospecha.
-¿Eres Denisse?- dudé, pero terminé asintiendo. La chica apretó los labios y cerró un poco más la puerta con ella adentro-. Mateo no está y no te molestes en volver. Él ya no vivirá aquí.
-¿N-no?- tartamudeé.
-No, él vivirá conmigo...
Mí boca se abrió y di un paso hacía atrás. ¿De verdad Mateo ya estaba en otra relación? Él había dicho que me amaba, pero solo le había faltado unas cuantas semanas para reemplazarme.
-Oh... - murmuré mientras bajaba mí vista al suelo, mis ojos llenándose de lágrimas-. Lo siento, yo no lo sabía...
-Pues ya lo sabes- dijo la chica antes de cerrar la puerta sin despedirse.
Mí mirada quedó en la puerta y mis ojos se desbordaron al escuchar la voz de Mateo del otro lado.
-¿Quién era nena?
Mis piernas se tambalearon hasta que llegue al ascensor. Una vez que la puerta se cerró mis lágrimas brotaron de mis ojos como una cascada. Mí cuerpo temblando por lo doloroso que era ser reemplazada de nuevo...
Por alguien más joven, bonita y alta.
Una vez más, me había equivocado.
•
•
Me sequé el pelo mientras salía del baño, mí ceño frunciéndose al ver qué Betty cerraba la puerta.
-¿Quién era nena?- le pregunté.
Mí prima saltó cuando me escuchó, su mirada esquivándome. Mí ceño se frunció mientras dejaba la toalla en la puerta del baño y me movía a mí maleta buscando una remera para ponerme.
-Emm, ¿Mateo?
-¿Si?- le pregunté aún buscando, mí ropa era un desastre.
-La mujer... ¿Se llamaba Denisse?
Mí columna se tensó y me quedé congelado. Giré lentamente la cabeza para ver la expresión culpable en la cara de mí prima y me puse derecho, mirándola de frente.
-Si, ¿Por qué?- ella se mordió el labio y dí un paso hacía ella-. ¿Qué hiciste?- gruñí.
Ella dió otro paso hacía atrás.
-Puede ser que yo... Humm... ¿Le haya dicho que vivirás conmigo y creo que pensó que éramos una pareja?
-¿Qué hiciste qué?- grité sintiendo que algo caía en mí estómago-¿Era ella la que llamó?
No esperé respuesta, simplemente salí a correr a la puerta.
-¡Denisse!- la llamé cuando corrí a prima y abrí la puerta de golpe, el pasillo vacío-¿¡Que mierda hiciste!?- le grité pero ni la miré cuando empecé a correr por las escaleras al ver al ascensor bajar.
-¡Mateo!- me llamó Betty, pero mis pies se movieron rápido por bajar.
Ni siquiera pensé en el frío que estaba haciendo afuera cuando bajé con el torso desnudo, el cabello húmedo y apenas un chandal. Denisse era más importante. Cuando llegué a recepción la ví subir a su auto y seguí corriendo, gritando su nombre pero ella no me escuchó.
El auto se encendió y sin pensar, me tiré sobre el capo, poniendo mí cuerpo en el camino.
Continuará...
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Señora Denisse
RomanceMateo tiene la vida que siempre quiso... Su novia de la preparatoria, una casa de soltero y, a sus 22, por fin ha logrado empezar la universidad. ¿Entonces por qué siente la necesidad de tirar todo al tacho cuando conoce a la mamá de su nuevo amigo...