Señora Denisse XXIV

1K 40 3
                                    

Señora Denisse

Borré todo lo que había escrito y parpadeé al ver la hoja de word totalmente en blanco. Quería gritar de frustración, pero terminé saliendo de la aplicación y me saqué mis audífonos.

Mí inspiración había huido, tal como yo cuando Mateo me enfrentó. De verdad que entendía su punto, no debía ser lindo sentir que te esconden. Pero la única vez que me había jugado, la vez que entregue todo de mí a mí esposo, con obvio miedo por nuestra diferencia de edad... Él sólo jugo conmigo.

Me mantuvo feliz con la adopción de Santiago, mientras él se follaba a su secretaria. Sí, así de cliché. Terminamos divorciados y odiandonos mutuamente. Santiago sólo tenía 13, en plena época de pre-adolescencia. Mí ex no peleó por la custodia, él no lo consideraba su hijo...

Santiago ya tenía un problema con el abandono, sus padres biológicos lo abandonaron, su padre adoptivo lo abandonó. Yo nunca lo haría. Y aunque podía tener hijos si quisiera, no era mí idea.

Santiago ya estaba grande, en la universidad, con una novia tierna y enamorada profundamente de él. Mí hijo ya tenía sexo y eso me impulso a querer empezar una relación.

La primera vez que ví a Mateo me encandiló. Su cabello rubio claro, un poco largo, sus ojos azules brillantes, su piel bronceada y tersa. Sus anchos hombros y brazos de árbol me llamaron de inmediato. Aparentaba más edad de la que tenía, era un chico trabajador y muy caballero. Un hombre que sabía lo difícil que podía ser la vida.

Cuando empezamos nuestra relación, fue algo excitante y divertido. Mateo era insaciable, algo dominante y, tenía su pizca de tierno. Hacía voltear mí mundo. Por eso cuando me dijo que me amaba, cuando me llamó en la noche del 24.... mí corazón latió alocado y sonreí como tonta toda la noche. De repente me sentí de su edad, las mariposas revoloteando en mí estómago, soñando despierta con estar con él sin pensar en alguien más...

Pero mientras más pensaba en eso, más me preocupaba la posible reacción de Santiago.

Él había avanzado tanto con la terapia, no quería que tuviera un retroceso si yo le contaba que estaba en una relación con su compañero de universidad. El mismo psicólogo me había dicho que debía esperar unas secciones más. Altamirano poco a poco estaba implantando la idea en la cabeza de Santiago, y él estaba creyendo que lo estaba aceptando.

¿Por qué Mateo no podía esperar? ¿Tanto le costaba un poco más de tiempo? ¿Él tiene años más que yo por adelante? No era nada unos cuantos meses.

Suspiré mientras tomaba mí taza de café y lo llevé a mis labios. Mí ceño se frunció cuando note que no quedaba nada.

Me moví a la cocina, mientras revisaba mí celular. Hoy era mí cumpleaños y ya había tenido saludos de todos...

De todos menos de Mateo.

Por lo menos no me había bloqueado de Facebook ni de WhatsApp. Pero en ningún momento apareció aunque sea un mensaje suyo, nada.

Mientras prendía la cafetera, me apoyé sobre la mesada mirando el chat de nosotros. Mateo no estaba en línea, no lo había estado en todo el día. Pasó por mí cabeza mandarle un mensaje, pero lo descarte rápido. Si él no se dignaba en mandarme un mensaje en mí cumpleaños... pues me valía.

Gruñí mientras la cafetera servía mí café.

¿Por qué tenía que ser tan testarudo?

Señora DenisseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora