Un par de horas más tarde, todos se fueron a dormir, y la reina y su guardaespaldas se dirigieron a la habitación que les habían asignado. La mujer se cambió con una bata, habían traído un par de mudas de ropa por si tenían que quedarse. A pesar de haberlo visto todo, el espadachín prefirió darle su espacio para no hacer las cosas incómodas. Luego él se puso un par de pantalones deportivos y una camiseta blanca desmangada.
— ¿No le hará falta su té de siempre?
—Estaré bien, descuida.
— ¿Quiere que duerma hacia arriba? ¿O prefiere la cabecera?
—Somos adultos, Zoro. No tienes que dormir al lado contrario. Creo que podemos manejar dormir juntos sin problemas, ¿no?
—C-claro —dijo, nervioso, pensando en lo mucho que le apetecía hacer mucho más que sólo dormir, pero ignoró sus propios pensamientos. Le dejó el lado de la pared, que sabía que a ella le gustaba, y le dio la espalda, para entregarse a los brazos de Morfeo, no sin antes despedirse. —Si necesita algo, no dude en avisar, aunque esté dormido siempre estoy alerta.
—Por supuesto, muchas gracias. Buenas noches, Zoro.
—Buenas noches, Nico-san.
Ambos durmieron bien por algunas horas, sin embargo, el espadachín se despertó, algo sobresaltado, con un grito ahogado de la pelinegra, que parecía tener problemas para respirar. Estaba sofocada y jadeaba, su frente sudaba. Zoro encendió una pequeña lámpara y le acarició la espalda.
—Nico-san, ¿está bien? Respire con calma.
Ella asintió, recuperándose un poco, pero aun el rostro deformado por el miedo.
—Creo que ya estoy bien.
— ¿Fue esa pesadilla de nuevo?
—Sí. Es justo el momento en el que Owen me apuñala, el dolor se siente tan real que no puedo soportarlo. Y esta vez no estabas ahí.
—Fue solo un sueño, yo estoy aquí, no pienso dejarla —le dijo, mirándola a los ojos, y tomando su mano—. ¿Quiere que le busque un poco de agua?
—Sí, por favor.
El hombre fue a donde le habían indicado y buscó un vaso, llenándolo en el bebedero, y se lo llevó. Ella lo tomó, despacio, y él le secó el sudor de la frente con su pañuelo.
— ¿Ya se encuentra mejor? ¿Cree poder volver a dormir?
—Sí, lo haré. Descuida.
—Venga —le dijo, metiéndose entre las sábanas, abrazándola y acunándola contra su pecho, y dejando un beso en su frente.
—Zoro, no tienes que--
—Soy sólo un amigo consolando a su amiga, sólo quiero que se sienta segura. Nada tiene que pasar, pero si usted no quiere, puedo soltarla.
—No, está bien. No hay otro lugar donde me sienta más segura que entre tus brazos. Sólo quería asegurarme de que no es incómodo para ti.
—En lo absoluto. Duerma, yo estaré aquí con usted todo el tiempo.
Se abrazó a él, sintió que estaba mucho más en paz, el olor a acero del hombre la hacía sentirse en calma, sus sentidos estaban al tope, pero se concentró en dormir, y así lo hizo.
Zoro no sabía cuánto tiempo había pasado exactamente, pero estaba seguro de que todavía era de madrugada. Abrió los ojos, dejó que se adaptaran a la oscuridad, y entonces notó que la mujer estaba a su nivel, mirándolo fijamente también, con la boca entreabierta. Sus labios eran tan suaves y brillosos, se veían tan apetecibles... Ella se acercó y sus alientos se entremezclaron, comenzó a respirar con mayor rapidez, hasta que sus bocas se encontraron, dando rienda suelta a la pasión. No pudo resistirse, esa mujer era todo lo que siempre había querido, batalló por conquistar toda su cavidad mientras ambos se recorrían mutuamente con las manos, con caricias que se volvieron más agresivas e invasivas cuando se atrevieron a acariciar la piel directamente, por debajo de la ropa, y cuando el espadachín se puso sobre ella y removió su bata. Comenzó a repartir besos y mordidas por su cuello, sacándole suspiros, y llegando hasta sus senos, cuyos pezones hacía mucho estaban erguidos.
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Absoluta Virtute
FanfictionEn el pequeño estado monárquico de Una Pars, la gente muere de hambre, la medicina escasea, los nobles se bañan en dinero y a la reina parece no importarle. Sin embargo, cuando intentan asesinarla, Nico Robin I deberá hacer todo por sobrevivir, por...