— ¡¿Una bomba?! —gritó el anciano del afro, claramente asustado, y notaron que todos los hombres de afuera se marchaban, corriendo.
— ¡Sabía que había una maldita trampa! ¿Alguien aquí sabe cómo desactivarla? —preguntó el espadachín, y todos miraron al de pelo azul. — ¡¿Ni siquiera tú, Franky?!
— ¡Soy un experto en informática y electrónica, no un maldito ingeniero de la NASA!
— ¿No puedes buscar como inhabilitarla con algún código o truco? ¡Tú siempre sabes de estas cosas!
— ¡¿Qué diablos pretendes que haga, buscar un maldito tutorial en Wikihow?! ¡No es tan simple, Zoro, es una maldita bomba!
—Mierda, mierda, mierda... Probablemente haya derrumbes si nos vamos por donde vinimos.
— ¡Zoro, el búnker! Hay uno debajo del sótano, ¿recuerdas? —le dijo Makino, al verlo tan nervioso.
—Tienes razón. ¡Todos al sótano ahora!
Robin, por otra parte, veía la situación un poco angustiada, ya que las cámaras en los interiores de Kano no tenían audio, sólo las externas, y la conexión era lenta, no pudo identificar nada de lo que los guardias de afuera decían. Los vio llegar al búnker y entrar todos, algo malo debía estar pasando. Un mal presentimiento se instaló en su corazón.
Cuando estuvieron allí, el pelirrojo puso a su amada en un sofá, y todos vieron a Zoro retroceder.
— ¿A dónde vas, marimo idiota?
—A buscar la evidencia, si no la busco se destruirá, y todo se irá al caño. Aún quedan 5 minutos, lo buscaré y volveré enseguida.
—Iré contigo.
—No, quédate aquí con los demás. Volveré tan pronto como pueda.
Cerró la puerta y subió, sin dejarlo responder, y comenzó a buscar a través de las habitaciones.
—Joder, Zoro, no te pierdas ahora, no te pierdas, maldito imbécil...
Llegó hasta el lugar, faltando 3 minutos y medio, y abrió todo tan rápido como pudo, la prisa lo llevó a dejar caer el anillo una vez, pero lo recogió de prisa y atravesó el espejo. Sacó un bolso deportivo negro que había llevado para esos fines y apresuradamente guardó todo lo que encontró a su paso, dejando la oficina completamente vacía. Al salir, intentando bajar, dio con la habitación de Robin, y notó el joyero de la mujer, donde estaban los aretes de obsidiana que habían sido un regalo de Saulo, junto al vestido que usó en el festival medieval, el peluche que le habían regalado los chicos por navidad y otras prendas que recordaba. Ella solía vender los vestidos, pero conservaba algunos pocos que les parecían especiales, vio que aún le quedaban dos minutos y guardó todo lo que pudo en el bolso, así como sus espadas Enma y Shusui, las cuales ella había guardado por él, y el broche de rosas igual al suyo que ella usaba en algunas ocasiones. Tomó varias sábanas de la cama para cubrirse.
30 segundos. Bajó las escaleras con prisa, y pudo llegar hasta el sótano sin problemas, pero no llegó a abrir la puerta del bunker, sintió un temblor y se lanzó bajo la mesa de billar, sintiendo un calor abrasador arroparlo, y protegiendo el bolso con su propio cuerpo. Los escombros comenzaron a caer por todas partes, sintió algo clavarse en su pierna izquierda, y espero que el impacto pasara, seguido por varias réplicas causadas por el sistema de gas y calefacción. Minutos después, vio que la mesa cuya base era de metal no iba a resistir demasiado, la madera del techo había caído y tenía muchos escombros sobre ella. Intentó apoyar su pierna, pero el dolor era demasiado, no pudo contener un grito. Revisó el bolso, estaba ligeramente quemado pero todo dentro parecía estar en buen estado. Se arrastró hasta la puerta del búnker, con cuidado de no lastimarse más, y logrando salir antes de que la mesa de billar colapsara.
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Absoluta Virtute
FanfictionEn el pequeño estado monárquico de Una Pars, la gente muere de hambre, la medicina escasea, los nobles se bañan en dinero y a la reina parece no importarle. Sin embargo, cuando intentan asesinarla, Nico Robin I deberá hacer todo por sobrevivir, por...