Durante el almuerzo, el peliverde se encontraba con sus amigos en el comedor, degustando de los deliciosos platos que el rubio había preparado, y a Zoro le extrañó un poco que el de las cejas rizadas se sentara junto a él. Luego de terminar, bebió un poco de sake y pretendía relajarse, cuando notó al cocinero pasarle un papel disimuladamente. Lo leyó aún bajo la mesa, había una clave numérica y un mensaje.
"No hay nadie en el cuarto de vigilancia del ala Oeste. Tienes una hora. -Shanks"
Miró el reloj, era la una de la tarde. Tenía que aprovechar el tiempo. Se puso de pie, con media sonrisa, y cuando le preguntaron, dijo que iría a echar una siesta antes del asalto a Kano. Pero los demás sabían que había algo raro.
— ¿Qué le pasa a Zoro? Iba muy contento. Sé que le gusta dormir, pero está extraño —preguntó Usopp, y Sanji lo pateó debajo de la mesa, sutilmente.
—Idiotas, no llamen la atención. Digamos que, durante la próxima hora, Zoro y Robin-san estarán en... Asuntos oficiales —respondió, con mirada maliciosa, y todos menos Luffy entendieron.
— ¿Cuáles asuntos? ¿Acaso Robin sigue trabajando desde aquí? —inquirió, confundido, y Usopp se cubrió la cámara con una mano.
—Luffy, digamos que está haciéndole una visita conyugal —intentó explicarle Franky.
— ¿Están casados? Pero él dijo que no se casaría con ella.
—Ay, eres un idiota... Simplemente pasará tiempo con ella antes de irnos, ¿entiendes? —terminó de decirle Nami, exasperada, y él asintió.
La pelinegra se preparaba para leer un poco, pensando que no vería a Zoro todavía. Cerró su puerta y se colocó un camisón, y pretendía sentarse en la cama cuando escuchó los acostumbrados 6 toques. Abrió la puerta y se encontró con el espadachín. Ninguno de los dos notó a Tashigi, que pasaba por un pasillo perpendicular al de las celdas, y al notarlo allí, se quedó observando.
—Zoro, mi cielo. No esperaba verte tan pronto —dijo, feliz, luego de abrir la puerta interior.
—Quise venir a verte antes de irme, y a llevarme el anillo, de paso. ¿Comiste bien?
—Muy bien. Sanji-san y Nami-san se ha encargado de que no me falte nada. ¿Y tú? —preguntó, mientras recostaba sus codos en uno de los barrotes horizontales de la primera puerta.
—Me alegra escucharlo. Yo comí bien también, estoy bastante satisfecho.
— ¿Listo para ir al matadero? —preguntó, con intención de hacerlo un chiste, pero él notó la preocupación en su mirada. Tomó su mentón y la hizo levantar la mirada.
—Descuida. Estaré bien, estoy listo... Aunque creo que sí me falta algo —dijo, dándole una mirada seductora.
— ¿Sí? ¿Y eso qué podría ser?
— ¿Tú que crees?
— ¿Tal vez un beso de buena suerte? —susurró, y él se acercó a sus labios tomándolos en los suyos, con suavidad.
—Mmm... Un beso está bien... Pero yo quiero más —respondió, acercándose un poco más y besándola de nuevo, con un poco más de intensidad, o al menos lo que las barras entre ellos le permitían.
La peliazul alzó las cejas, sorprendida. Sí había notado el acercamiento excesivo entre ambos, pero no había captado que realmente tenían algo. Se acercó un poco más, logrando pasar desapercibida. Cuando notó al peliverde marcar el código en el panel, aún con los labios sobre los de la reina, quedó estupefacta.
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Absoluta Virtute
FanfictionEn el pequeño estado monárquico de Una Pars, la gente muere de hambre, la medicina escasea, los nobles se bañan en dinero y a la reina parece no importarle. Sin embargo, cuando intentan asesinarla, Nico Robin I deberá hacer todo por sobrevivir, por...