lovely - lipsoul

OO4

Después de ir por YeRim a su guardería y de comprar unos pasteles para la cena, igual uno para su vecina como agradecimiento caminó lento hacia el conjunto de departamentos donde vivía.

La pequeña niña aún no aprendía a caminar correctamente y aunque JinSol la veía caminar torpe por el departamento, en las calles y a esta hora donde había más gente y trafico podía ser peligroso, así que la mantenía en sus brazos hasta subir a su piso y dejarla de pie y tomar suavemente la pequeña muñeca de YeRim encogiendose un poco para alcanzarla y caminar junto a ella a paso lento y cuidando que no se cayera.

Vió la puerta de su vecina y tocó unas cuantas veces y cargó a YeRim una vez más que tiraba de su pantalón para conseguirlo. Una JungEun sin sus lentes por primera vez se colocó frente a ella y la mirada de una curiosa ChaeWon en el sofá que no tardó en correr hacia ella.

—¡Tía Ji!—JinSol le revolvió el cabello haciéndola reír y luego miro a la contraria que seguía con esa expresión seria de siempre.

—a-ah... te pagaré.—Buscó como pudo su billetera y sacar varios billetes y se los tendió a la rubia que los tomó sin chistar.— Te traje esto... como agradecimiento por lo de hoy. — le entregó la bolsita que contenía uno de los pasteles que había comprado, JungEun dudosa lo tomó con el ceño fruncido.

La pequeña YeRim al notar como JungEun se acercaba un poco más a JinSol para recibir la bolsa estiró sus pequeños brazos a la rubia haciendo pequeños sonidos para que esta la cargara.

—YeRim quiere que la cargues, unnie.— ChaeWon explicó y la rubia frunció aún más el ceño dispuesta a no hacerlo, JungEun era de esas personas que se mantenía a distancia -y mucha- de los bebés porque no eran de su agrado.

JinSol tuvo que sostener más fuerte a YeRim cuando ésta prácticamente se estiró hasta la rubia tomando con fuerza los hombros del suéter de JungEun entre quejidos para que la cargara mientras que la rubia estaba estática en su lugar.

—J-JinSol...—La rubia habló por primera vez en un tono mucho más alto de lo común cargando torpemente a YeRim que se acomodó en sus brazos y colocando su rostro frente al de la rubia sonriendo mostrando sus pequeños dientes.

Todo fue bien ese pequeño lapso. El problema fue cuando JinSol quiso irse a casa y YeRim no quiso soltarse de JungEun.

Final y extrañamente, JinSol tuvo la compañía de Kim JungEun en su departamento que ya se había acostumbrado un poco a la más pequeña que la seguía a todos lados buscando que la cargara o le prestase atención.

—En serio no sé qué le pasa, lo siento.—Jinsol dijo avergonzada. JungEun se notaba cada vez menos incomoda con la pequeña y ahora mismo la tenía sentada en su regazo.

—No...supongo que esta bien. —JinSol asintió no sabiendo que decir y menos con la rubia que no era alguien que diera algún tema de conversación.

—¿ChaeWon no te causó problemas o si?—Buscó tema de conversación.

La rubia negó.—Solo habla demasiado.— Eso todos lo sabían.—Pero es tierna... No estoy acostumbrada a estar con niños.

—Yo tampoco, pero bueno, mírame ahora.—Soltó una leve risa.

—¿Que..Que es lo que pasó con los padres de ellas?— Luego de la pregunta se apresuró en negar y trató de hacerlo con sus manos de igual forma pero YeRin rodeaba su índice con toda su mano con su pequeña fuerza.—O-o sea, solo si quieres hablar de eso.

La peliazul miró por encima del hombro de JungEun viendo a su sobrina mayor viendo la televisión una caricatura, ella no parecía interesada en la conversación.

—Ellos fallecieron, el... el miércoles; un accidente de auto, las niñas no estaban con ellos.— JinSol dibujó círculos en la mesa con su índice.—La verdad, no tenía pensado en quedarme con ellas en un principio, es una gran responsabilidad para alguien que ha vivido sola casi toda su vida, pero mi hermana me cuidó luego de que mis padres fallecieran, no podía dejar a las niñas.

—¿Ella lo sabe?—Habló refiriéndose a la pequeña en el sofá.

—No sé cómo decirle...—Bufó.—,tiene solo cuatro años, ni siquiera puedo procesarlo todavía completamente, es tan...

—¿Agobiante?— JinSol asintió.—Tal vez no sea el momento de decirle, pero algún día deberás hacerlo, y ella tendrá que entender, es una niña inteligente.—La peliazul estaba algo sorprendida, nunca esperó hablar así con su vecina.

Fue una tarde tranquila.