lovely - lipsoul

O31

JungEun no responde, sus manos siguen sosteniendo la caja y todavía no puede sostener la mirada en JinSol por más de un segundo. La peliazul siente que va a desmayarse ahí mismo por los nervios.

—¿Podrías decir algo...? A-al menos rechazame y estaré más tranquila.

—J-JinSol... yo no—JungEun negó suavemente—. Tú me confundes, pero no sé, no quiero mentirte, no quiero hacerte creer que si siento lo mismo cuando yo no lo sé.

—No te apresures, no voy a presionarte... Quería decírtelo.

—Me agradas. Tal vez más de lo que deberías. No quiero sacar conclusiones.

—Y estoy de acuerdo. No te preocupes, Gracias por no mentirme.

JinSol suelta la caja que tiene en sus manos dejándosela a la dueña, JungEun asiente y da un suspiro.

—D-deberia entrar. Gracias por ayudarme.

—No hay de qué.

—Puede ser que... más adelante pueda darte una respuesta segura.

JinSol asiente con una pequeña sonrisa y JungEun le corresponde antes de cerrar la puerta. Se dirige a su puerta y toca unas veces más y ChaeWon abre la puerta de puntillas mirándola.

—¿Por qué te quedaste afuera, tía Ji?—Le pregunta mientras la mayor entra y vuelve a cerrar cargando a su sobrina.

—JungEun necesitaba un poquito de ayuda, ¿Y tú que haces, mariposita?

—Ah~ Veo la tele, la tía HeeJin fue a la cocina y YeRim estaba con ella, creo.

Vuelve a dejar a su sobrina en el suelo y no tarda en irse al sofá y seguir viendo la tele, JinSol va a la cocina donde HeeJin come algunas fresas y le da a veces a YeRim que come gustosa en sus brazos.

—¿Te robas mis frutas?

—¿Uh? ¿Cómo te fue?

—Bien, supongo.

—¿Y... Solo eso? Pensé que si te decía que sí llegarías gritando como una desquiciada porque tienes una cita.

—mmas—Pide YeRim estirando sus brazos a las fresas y HeeJin le da una.

—Bueno...Me rechazó, o sea, no fue un rechazo como tal.—HeeJin frunce el ceño.—Me dijo que no sabía si sentía lo mismo, y que necesitaba un poco de tiempo para pensar.—De igual manera saca algunas fresas.

—Ya veo, bueno... tienes 40% y 60% de probabilidades.

—¿Por qué no 50 y 50?

—Porque ya te dijo esta vez que no, pierdes un 10%. 40 que te acepte 60 que te rechace.

—No servirías para coach motivacional.

—Soy realista, no te voy a ilusionar. Si te dice que sí, bien por ti, tendrás novia después de como...tres años.

JinSol llama a ChaeWon para que coma fresas también, ya que en un incio cuando las compró eran para ella y HeeJin está a punto de dejar el envase plástico vacío.

Después de comerse las fresas JinSol debe ir a la ducha para bañar a YeRim que está toda embarrada por las fresas mientras ChaeWon le muestra sus dibujos a HeeJin que la felicita y se ponen a pintar juntas.

YeRim ama la hora del baño, le gusta ver las burbujas que se hacen cuando el jabón cae, sacarla cuesta un poco y JinSol la envuelve con la toalla para llevarla a la habitación y vestirla con algo fresco, y no encuentra algo mejor que la camisa que compró y el overol que compró JungEun esa vez en el centro comercial para ella, YeRim está bastante feliz y cuando JinSol ya la deja corre hacia donde está HeeJin y su hermana menor.

—Recuerdame nunca darle fresas a YeRim.

—Se veía como un lindo tomatito ¿Cierto que sí?—YeRim se carcajea en brazos de HeeJin.

Ahora que YeRim por fin deja a HeeJin cargarla al parecer la adora, no más que JungEun obvio, pero esta bastante cerca.

—¿YeRim le sigue diciendo mamá a ella?

—Sí.—JinSol se sienta en el sofá con un suspiro.

—¿Sabes? La verdad es que admiro lo mucho que te has adaptado con las niñas, yo ni siquiera hubiera podido un día, y tu ya llevas más de un mes.

—Casi tres meses...Era tenerlas aquí conmigo o tener el riesgo de alejarlas si iban a un hogar de niños.

—¿Y si vamos a la playa? Un día de ir a la playa, ahora que estamos de vacaciones me dejan usar mi auto y... no sé, la pasaríamos bien, así cuando unnie y oppa nos llevaron a la playa.—JinSol comenzó a reírse mientras los recuerdos la inundaban.

—¿Cuántos años teníamos ahí? ¿Doce?

HeeJin se ríe también.—Viajamos en el auto de GeumJo oppa y un neumático se pinchó a mitad de camino de vuelta, y eran como las 9 de la noche.

—Te pusiste a llorar como un bebé.

—¡Tú también lloraste! Después mi papá nos fue a buscar, GeumJo recibió un gran regaño ese día de mi papá.

—Y tomamos chocolate caliente en una cafetería.

Las dos sonríen, incluso si la nostalgia las invade también, el recordar momentos tan lindos como esos las hace querer revivirlos, aunque ellos ya no estén.