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CAPITULO 7

Cassia sonrió y se dirigió al camerino.

De entre la ropa cuidadosamente colgada, eligió un vestido sencillo y se lo puso, e inmediatamente salió corriendo de la casa con solo zapatillas.

A esta hora, son las ocho en punto.
Fue cuando el dueño de la casa de al lado salió a regar las flores del jardín.

“Buenos días, Sra. Murphy”

“No sé quién eres, pero buenos días. Te pareces un poco a la persona a la que solía servir”

Al contrario del clima cálido, un viento frío sopló sobre la Sra. Murphy. Cassia se aferra a ella y dice con dulzura.

“Lo siento mucho. Deja de estar enojada, Oh”

“No sé de qué estás hablando. ¿Se suponía que nos conocíamos? ¡Cuántas veces te he dicho que no salgas en pantuflas……!”

La Sra. Murphy, que sin saberlo estaba tratando de regañarla, cerró la boca con una cara de ooh-o-o-oh.

Como si no quisiera quedar atrapada en nada más, entró a su casa con la mente abierta.

Cassia gimió mientras miraba la puerta cerrada frente a ella y su casa de dos pisos a unos 20 pasos de distancia.

De todos modos, como somos vecinos, tendremos que reconciliarnos. No querrás ruborizarte entre las mejillas todos los días.

Por encima de todo, Cassia quería decirle que no tenía intención de lastimarla.

Como puede ver, la Sra. Murphy fue bastante tenaz, por lo que tuvo que atacarlo paso a paso con tiempo y devoción.

Hmmm, ¿Qué pasa? ¿Trae un regalo? Mientras pensaba seriamente, la puerta se abrió de repente.

La señora Murphy, de rostro gordo, tiró apresuradamente la cesta.

Al recibirlo, encontró una canasta llena de deliciosa sopa de papa, bollos recién horneados, mermelada de arándanos, queso crema y frutas del tamaño de un bocado.

“Comer o beber”

Habiendo dicho eso, la Sra. Murphy volvió a cerrar la puerta de golpe.

Ay, ¿Dónde está mi elegante doncella? Cassia, que sonreía con los ojos arrugados, regresó a su casa gritando “¡Voy a comer bien!”. El hecho de que las canastas pesen cada día más hace reír a carcajadas.

Felizmente subió las escaleras hasta el segundo piso, gruñendo con jean en el sofá, y desenvolvió la canasta.

“¡No pongas las piernas sobre la mesa!”

“Lo siento. Es largo, así que no puedo sentarme cómodamente”

“¿No hay mucho trabajo en los Adolf Knights estos días? ¿Está bien que una persona llamada gerente general se mueva así?”

“Originalmente, las personas como yo que usan el cuerpo son aburridas cuando están ocupadas, mueren cuando están ocupadas y cuando están aburridas, mueren. Y estrictamente hablando, estoy trabajando duro incluso en este momento”

“¿Desde cuándo funciona el juego de cadáveres?”

“Desde entonces, Vondo ha venido realizando una tarea muy importante relacionada con la seguridad del maestro”

Jin sonrió de manera significativa. Luego miró hacia el techo vacío.

Cassia, que sacó un bollo y untó la mermelada y el queso de manera uniforme, inclinó la cabeza.

Si el señor de Jin es Deon, ¿Por qué estar apegado a Cassia está relacionado con su bienestar?