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CAPITULO 119

El anciano sonrió y se sumó a los dos que parecían más disgustados, pero parecían estar teniendo un combate.

“Es un buen momento”

‘Ugh, tener una relación con un dragón que comía basura a esa edad’

Cassia gimió y se fue. Del mismo modo, siguió el sonido de los pasos del niño hacia la muerte y la risa del anciano que decía que solo se moría por diversión.

“No, ¿Quieres que te esconda? Si incluso el dinero hubiera sido robado, te habría encerrado en la casa en silencio, ¿No te haría sentir mal si saliera por nada?”

Cassia murmuró si podía oírlo, y el chico de atrás respondió con una voz chillona.

“Debes ser honrada. La sensación es que tengo que ser malo. Y ahora me estás escondiendo mucho”

¿Dónde lo estarán buscando? Las peleas se han estado librando desde antes, por lo que parece que está anunciando al mundo que lo atrapen.

Cassia miró hacia atrás con una pizca de incomprensión, y continuó con las palabras crípticas.

“Estoy oculto solo por estar a tu lado. ¿Por qué vine a ti en primer lugar?”

“¿Qué quieres decir?”

“Quiero decir que eres un producto defectuoso…....”

“¿Quieres estar sin hogar?”

Cof. El niño, que tosió en vano, inmediatamente giró la cabeza.

“Ah, hay algo así. Creo que está sobrescrito”

¿Y que?

Después de beber una amable explicación, corrió delante de Cassia.

‘Si lo golpeo en la nuca, no habrá esperanza’

Mientras apretaba los puños y goteaba una codiciada parte posterior de su cabeza, Cassia miró hacia atrás como si el chico frente al taller de Joseph no quisiera ir.

¿De qué otra forma sabía que iba allí como un fantasma? Es un reptil flaco de todos modos.

Cassia, cuyas partes del niño no se veían bonitas, chasqueo su lengua y se acercó y tiró del pomo de la puerta de la tienda.

“Eh………. Está cerrado”

El día que fue era un día de mercado. El destino, que llegó después de muchos giros y vueltas, estaba firmemente cerrado.

Tocando y llamando el nombre de Joseph, la vieja puerta de madera no abría.

‘Tiene mucha importancia. No me queda mucho de los ingredientes que compré la última vez’

¿Adónde más fue Joseph? Si le pregunta a Jonathan…………

Sin saberlo, Cassia, recordando esa cara aburrida, apartó suavemente el pomo de la puerta. La idea de alguien a quien tal vez nunca volvería a ver pasó como una brisa fresca.

Alguien la apoyó en la espalda mientras inconscientemente retrocedía. Era Harper.

De alguna manera, sintió como si hubiera encontrado una sola flor silvestre brotando del borde de un acantilado.

Puede ser un pequeño momento de consuelo, pero eso es todo.

“Ah, me engañaron. ¿Vamos al mercado?”

Cassia sonrió y se escapó de la mano de Harper antes de que Harper pudiera siquiera asentir.

Sintió la mirada de Harper y del chico en su rostro más allá de la malla, pero la dejaron pasar sin reaccionar demasiado.

Como dijo Louver, los humanos tienen su propia forma de supervivencia e instintos defensivos.

Para Cassia, la ‘Apariencia apropiada’ era tal cosa.

“Creo que vi una tienda de verduras en el camino de regreso”

Entonces Cassia regresó por donde había venido. Como si a Harper y al chico no les importara si lo seguían o no.

Tal vez no sabía que esperaba que no la siguieran hasta aquí.

A la chica, que estaba exhausta después de repetir esperanzas y frustraciones en su relación, parecía que le costaba incluso empezar de nuevo.

Entonces Harper miró fijamente al chico. Sabiendo lo que estaba haciendo, una breve palabra salió de su boca, aparentemente como si fuera ella quien había hecho a Cassia así.

“Transformación”

Frio. Un niño que fue atacado repentinamente se tapó la boca y tosió. El hecho de que no tenía excusas fue lo más sorprendente.

“Acosador”

Dos toses consecutivas fueron sin parar. El niño parecía que iba a sangrar de nuevo.

“Monstruo”

Soltar.

Las pupilas del niño, que habían dejado de toser con fuerza, se desgarraron aún más y se estrecharon verticalmente. ¿Qué sabe realmente de esto……….?

Harper, que no prestó atención al pesado silencio y la mirada perdida, dejó atrás al chico y siguió a Cassia.

Por supuesto, no parecía que ella supiera la identidad del chico real. Simplemente siente una sensación de heterogeneidad intuitivamente.

El niño apretó el dobladillo de la capucha como un gato nervioso. Sabía que era una persona con un sentido del humor excepcional, pero no sabía que se lastimó así los pulmones.