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CAPITULO 65

“¿Cómo pueden resucitar los muertos?”

La respuesta del hombre pareció reírse de Tom, o llorar con él.

Una quimera nace de la fusión de dos o más seres vivos. El hombre hablaba y actuaba como una quimera.

Fue cuando.

Paang!

Una larga flecha con un Aura voló de entre los densos árboles. Gracias a esto, la magia que ataba a Tom se dispersó a la fuerza.

“Tks”

El hombre chasqueó la lengua mientras miraba en la dirección en la que volaba la flecha.

Parece que las sombras del Emperador, que lo habían estado molestando hasta ahora, lograron romper la magia de la alucinación y seguirlo hasta aquí.

Ahora que esto sucedió, no tiene más remedio que comérmelos a todos y huir a Felsword.

Si come demasiados humanos a la vez, no podrá recobrar el sentido por un tiempo.............

Aún así, era una elección inevitable para ‘Vivir’.

Jin notó que el hombre estaba tratando de realizar una magia terrible nuevamente y miró a su alrededor.

Se subió a un árbol cercano e hizo contacto visual con Robin con la flecha en la boca, indicándole que no se le acercara.

Robin inmediatamente asintió e indicó a los miembros que solo atacaran desde la distancia.

De repente, la Valquiria rodeó al hombre desde lo alto del árbol y lanzó flechas y shurikens. La imagen residual del Aura cayó como una gota de lluvia.

Por supuesto, ninguno de ellos pudo atravesar el escudo del hombre.

Pero es suficiente para dispersar la fuerza y la mente del hombre. Él arregló esto con la espada malvada Jini.

La magia del escudo está muy influenciada por el inconsciente.

De esta forma, cuando se producen ataques aleatorios, la cabeza y el corazón quedan especialmente protegidos, y el lado que no es el punto vital queda relativamente libre.

Por ejemplo, pies.

Jin uso sus últimas fuerzas y apuntó al pie del hombre.

Desafortunadamente, terminó en un intento fallido.

“Sí, ¿Dijiste que un bastardo que juzga la muerte en una pelea la obtiene primero? Gracias por la buena enseñanza”

El hombre que rompió su espada con poder mágico pisó el hombro izquierdo de Jin, que había perdido el brazo, y lo presionó suavemente. Luego dijo como para consolarlo.

“Quédate quieto. Estás especialmente libre de dolor......”

Enganchado.

El dedo del pie de otro hombre atravesó la daga.

Lo hizo Tom, que se arrastraba por el suelo. Los ojos del hombre rodaron directamente hacia Tom.

Vaya, Tom golpeó su trasero como si estuviera frente a un monstruo más extraño que la Quimera.

Ese alumno, que lo miraba fijamente, difícilmente podría llamarse un ser humano.

“¿Por qué sigues atormentándome? Solo quiero vivir......”

El hombre murmuró con una voz que no sabía si reír o llorar.

“Por qué, por qué eres así, yo, solo yo......”