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CAPITULO 126

Cassia, que tenía en mente la apariencia de una niña, apartó los ojos del retrato y siguió haciendo preguntas.

“¿De qué tamaño te gustaría que fuera tu muñeca?”

“Seis años, como un niño de esa edad”

Si era algo que habían preparado de antemano, la respuesta salió de inmediato. Probablemente era la edad de la chica del retrato.

“Si tuviera seis años, ¿tendría este tamaño?”

Cuando Cassia preguntó con un guiño mientras apilaba los osos de peluche que rodaban a su lado, el anciano asintió con satisfacción.

‘Bueno. Luego, a 110 cm, la circunferencia y las proporciones deben coincidir lo más posible con el tamaño real del niño’

“Cuanto más grande sea el tamaño, mayor será el precio, ¿Estará bien?”

“No importa cuánto cueste. De pies a cabeza, pido los ingredientes más caros y de mayor calidad”

Vaya, grandes dichos optimizados para tal personalización.

Cassia, que estaba evaluando con entusiasmo el lujo tachonado, previno las palabras del caballero, ‘De la cabeza a los pies’.

“En realidad, no soy buena haciendo ropa. Puede que lo notes………….”

“Oh, la ropa está bien. Porque ya tengo muchas cosas de mi bebé en casa”

‘Tienes mucho en casa ¿Dejaste atrás la ropa que usabas de niño?’

De hecho, parecía que un padre que fuera así habría conservado el ombligo de los niños sin cuidado, sin tirarlos.

“Eso es afortunado. Luego, le quitaré la ropa y la prepararé”

Cassia rodeó con un círculo algunos números de un trozo de papel que había sido escrito por todas partes y lo tendió frente al anciano.

“Por una vez, reciba esta cantidad por adelantado por el costo de los materiales y luego pagará el resto del precio después de la finalización”

“Estupendo”

Después de comprobar el presupuesto, el anciano ofreció de buena gana el dinero por adelantado. Eso por sí solo equivalía a vender varias muñecas confeccionadas.

“Puede que sea el primer y último pedido de producción, pero si continúa, necesitaremos un libro de contabilidad oficial”

El nivel de ventas es diferente.

“Debo estar demasiado flaca”, dijo Cassia, quien estaba fortaleciendo los músculos de su rostro, disculpándose.

“Por cierto, ni siquiera te pregunté tu nombre”

“Mi nombre es Berom”

“¿Qué pasa con su hija? Estoy pensando en grabar su nombre en la muñeca como un servicio”

“……… Lirio. Se parecía a un lirio y la llamó Lily”

Lirios de pétalos de plata y estambres de oro.

Como símbolo de la familia imperial, era un nombre común en ciudades e Imperios, pero ciertamente le sentaba perfectamente.

Para cumplir con la fecha límite final, Cassia hurgó en el calendario de su escritorio y preguntó por la fecha de nacimiento de Lily.

El dedo del anciano señaló una fecha no apurada, pero no demasiado lejana. Fue hacia el final de este profundo otoño.

Cassia, que había estado mirando la cita con un bolígrafo, se humedeció los labios.