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CAPITULO 110

El restaurante del Duque Shelley donde se fue el dueño. Rebecca, que se sentó naturalmente en la parte superior de la mesa, miró a Rose y preguntó preocupada.

“Pareces deprimida, Rose”

Rose, que estaba masticando la ensalada, respondió hoscamente.

“Un poquito. No, en realidad mucho”

“¿Oh por qué?”

“El banquete ha terminado. No habrá forma de volver a ver a Su Majestad por un tiempo…...”

Entonces Rose dejó escapar un profundo suspiro. Incluso dejó el tenedor en el plato como si no tuviera apetito.

En todos los sentidos, era la apariencia de una hermosa niña que sufría la pena de muerte.

Rebecca, que ahora no puede encontrar nada de carne, tomó la mano de Rose con una expresión triste en su rostro.

“Lástima. Me duele el corazón. Su Majestad debe estar sufriendo como Rose”

“¿Lo haría?”

“Por supuesto. Para no poder mirar a nuestra hermosa Rose desde lejos, cuán solo está esa persona solitaria…...”

Las pestañas de Rebecca temblaban como una tía en duelo, realmente preocupada por la soledad de su sobrino, quien nació con un destino solitario.

Rose dijo de buena gana, simpatizando con sus tiernos sentimientos.

“¿Por qué está solo, Su Majestad? Yo, la Conde Armand y la Emperatriz viuda también estamos allí”

Detenerse.

Rose miró a Rebecca, que se había puesto rígida y sus labios se torcieron, como si se preguntara.

“¿Que pasá?”

“………… No es nada”

Rebecca negó con la cabeza lentamente y sonrió con tristeza.

Porque casi dice por qué salió el alga de montaña.

“Cuando pienso en mi hermana, me duele el corazón que se ha vuelto aburrido”

“Oh”, dijo Rose, culpándose a sí misma por su indiferencia y disculpándose. Rebecca sonrió suavemente y respondió: “Vamos a comer”

“No, voy a dejar de comer ahora. Siento que voy a subir de peso…………. Conde Armand, toma más. Estás demasiado seca para entonces”

“Ni siquiera es amable”

Rebecca, con una expresión emocionada en su rostro, cortó y masticó el bistec. No sabía como cualquier otra comida.

La voz de Rose estalló repentinamente en el oído de Rebecca, quien había estado comiendo mecánicamente en silencio durante mucho tiempo.

“… ¡C, Conde Armand!”

Rebecca sacudió la cabeza sorprendida. Rose frunció el ceño ante su fuerte reacción y se quejó.

“No has escuchado nada de lo que dije hasta ahora, ¿Verdad?”

“¿Sí? ¿Qué dijiste…...?”

“Lo hizo de nuevo. Incluso esta mañana, en las escaleras del segundo piso, no importa cuántas veces te llamé, no me escuchaste y te fuiste”

“…….¿YO?”

“Sí, la Conde hizo eso. ¿Verdad?”

Cuando Rose miró hacia atrás y preguntó, la criada que estaba con ella en ese momento asintió con la cabeza.

Rebecca, que se había endurecido como si pensara profundamente en algo, relajó lentamente su expresión y se disculpó.

“Lo siento. Debo haberlo hecho porque estaba cansada”

“¿No se supone que debes ver a un médico para un examen?”

“No es tanto, no te preocupes. ¿Qué tal Rose?”

“¿Sí?”

Rose no se siente bien estos días.

“Estoy bien. Más bien…....”

Rose, que había puesto los ojos en blanco, los cuales estaban extrañamente borrosos que antes, sonrió y se encogió de hombros.

“Es fácil. Sí, creo que es bueno”

Aunque no podía olerlo, Rebecca le sonrió brillantemente a la niña que debía estar empapada en el perfume que le había dado hoy.

Después de la cena, Rebecca, quien amablemente rechazó a Rose, quien insistió en jugar al ajedrez, fue directamente al estudio.

Como el Duque Shelley dijo que la vigilaría, un mayordomo y algunos caballeros la siguieron a donde quiera que fuera. El ritmo pausado de Rebecca, que había estado preocupada por ellos, se aceleró gradualmente.

No había tiempo.

‘Rebecca, no sé lo que piensas, pero cuando era niña, a veces me imaginaba eso. Imagina que nacimos un día a la vez y cerramos los ojos un día a la vez’

No queda más tiempo………….