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CAPITULO 43 [Episodio 5. Casa de muñecas]

[Episodio 5. Casa de muñecas]

Es de mañana.

Cassia, que se despertó más temprano que de costumbre, levantó la parte superior de su cuerpo. Como de costumbre, no estaba como si hubiera dormido, pero estaba cansada, pero el aire tranquilo y la quietud de la madrugada le hacían sentir a gusto.

A primera vista, pensó: “Esto es correcto”. Bueno. Esto es correcto.

Se suponía que esta casa era tan tranquila y solitaria.

Cuando el sol se deslizó a través de la cama donde estaba sentada ociosamente, la ventana se abrió de golpe como para romper su perfecta quietud.

“¿Por qué te levantaste temprano?”

“Buenos días, Casia”

Jin saltó la ventana del segundo piso y apareció Hughes, que estaba casi pegado a él.

Cassia, que no tenía expresión en su rostro, no se rió ni se preocupó cuando vio que Hughes se revolcaba y caía debido a la debilidad en sus piernas.

Por eso le dijo que entrara por la puerta, y no saltara como siempre.

Ella simplemente inclinó la cabeza como si no entendiera y le hizo una pregunta extraña.

“¿Por qué estás aquí?”

“Tan pronto como fui a trabajar hoy, Su Majestad me dijo que lo apagara, no, descansara. También decidí contratar a un nuevo asistente de inmediato. ¡Todo es gracias a la señorita Cassia!”

“No es…………. Por qué…………”

“¿Señorita Cassia?”

“Ah, debo haber dormido menos”

Cassia negó con la cabeza y se levantó de la cama, lavándose la cara para secarse.

Y saltó apresuradamente a su vida diaria.

Después de tratar bruscamente a Hughes y Jean, quienes estaban emocionados por su libertad después de una larga ausencia, desayunaron con la Sra. Murphy y fueron directamente al estudio.

Quiere hacer una muñeca.

No, tenía que hacer una muñeca.

De alguna manera, sintió que hoy podría hacer una muñeca decente.

Con solo una muda de pijama, se sumergió en el trabajo sin siquiera atarse el cabello.

No depende necesariamente de la forma en su vieja memoria, solo hace lo que le gusta.

Movió la mano con la idea de hacer su propio osito de peluche.

Le gustaría que tuviera la cabeza un poco más grande. El cuerpo y las extremidades son lo suficientemente largos como para sentir ganas de abrazarse cuando se sostienen.

Le gusta la forma en que las comisuras de los labios se elevan de forma brillante. Le gusta que las suelas sean bastante anchas.

Solo porque lo hacía a su gusto, no fue completamente exitoso desde el principio. También le decepcionó el resultado que fue completamente diferente a lo que había imaginado.

Pero no rendirse es el primer paso en todo.

Mientras el sol se ponía fuera de la ventana redonda, salió corriendo del estudio con una cara recordada.

“¿Cómo es?”

Cassia miró a Jin y Hughes con cara de perplejidad. En sus manos había un osito de peluche del tamaño de un antebrazo.