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CAPITULO 44

Cassia pensó que no le quedaría bien, pero el negro y el rosa se ven muy bien juntos. Ese fue el momento en que lo pensó.

Inteligente.

Un golpe le perforó los tímpanos. Cassia, sobresaltada por la sorpresa, sin saberlo, abrazó a su muñeca como si la escondiera y respondió.

“S-Si?”

“Hermana. Es tarde”

“¿UH- Huh? Deon?

Ya es hora de que venga. Cassia, que no sabía que la noche estaba pasando porque solo miraba a la muñeca, gritó con voz desconcertada.

“¡Espera! ¡No entres!”

Dudó si desatar la cinta rosa del osito de peluche negro y agitó la mano.

Pooh, ¿Tengo que liberarlo? ¿Por qué? Qué tal esto. Es solo una muñeca y una decoración. E incluso si Deon lo viera, no sabría el color de la cinta.

No. Otras personas podrían verlo, por ejemplo, Jin. ¡Como Jin!

No es gran cosa, pero Cassia estaba preocupada porque antes la habían molestado por usar la misma tela de color.

“¿Hermana?”

“¡Uh, ire ahora! ¡Ya voy!”

Al final, Cassia, que salió del estudio con las manos vacías, sonrió con modestia. Deon, que estaba de pie frente a la puerta, la miró y la envolvió con un fino chal.

“Deberías dejar de dormir”

“Uf, sí. Que así sea. No sabía que era tan tarde. ¡Bebamos té, té!”

Cassia agarró el brazo de Deon y lo arrastró hacia atrás, caminando hacia la cocina donde flotaba el aroma del té. Solo quería sacarlo del estudio lo antes posible.

Incluso con una pequeña fuerza, fue arrastrado suavemente, por lo que Deon se sentó primero y su asiento se colocó al otro lado de ella.

De todos modos, Cassia dejó escapar un suspiro de alivio que no se dió cuenta. Tendrá que deshacerse de él más tarde sin siquiera los ratones o los pájaros.

“Escuché que la casa será reparada a partir de mañana”

Dijo Deon, sirviendo el té de hibisco.

¿Ya ha tenido noticias de Hughes? Cassia, que se abanicaba la cara con la mano, asintió y tomó la taza de té.

“¿Estás bien?”

“¿Eh qué?”

“Debes haberte arrepentido de quitar la cocina del primer piso”

“Ah”, dijeron los labios de Cassia. Tal vez fue lo mismo que le dijo a Deon el día que se mudó.

“Sí.  Así que te lo dejo a ti”

“¿Sí?”

“He estado pensando en eso por un tiempo”

Mientras bebía un té caliente que se sentía relajante, sonrió y continuó.

“¿No tienen que mostrarse las muñecas en una fila?”

♦♦♦

Al día siguiente, como prometió, Hughes se presentó con los carpinteros por la mañana.

Ante la activa invitación de Jean y la señora Murphy, Cassia, que vestía una bata, los saludó con pies de tabi.

“¡Vamos!”