CAPITULO 71

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“¡Discúlpame!”

Entonces Cassia escuchó una voz desde el primer piso. Queriendo ser un invitado, Cassia se apresuró a bajar las escaleras con la muñeca de lado.

“¿Quién…... es Joseph?”

En el primer piso estaba Joseph. El dueño de la tienda que conoció hace un tiempo no sabe si es una tienda de telas o un atelier.

“Hola Kara……”

Joseph, que estaba recibiendo a Cassia con una gran caja, fijó la mirada.

‘¿Por qué estás haciendo eso? ¿Que hay en mi cara?’

Cassia se dio unas palmaditas en la cara con una mirada cálida y suspiró. No llevaba el velo.

Pero dentro de la tienda, normalmente no se cubre la cara. Es un privilegio solo para los clientes de las tiendas de muñecas, ¿Eh?

Tomándolo a la ligera, Cassia se acercó a Joseph.

“Hola. ¿Qué estás haciendo hoy?”

“……”

“Um, ey. ¿Joseph? ¿Estás bien?”

“….. Angel”

“¿Si?”

“¡Hada!”

Es una sorpresa. Cassia se alejó uno o dos pasos de Joseph, que gritaba, y él la siguió de cerca, prendiendo fuego a sus ojos.

Luego comenzó a derramar cumplidos vergonzosos.

“¡Oh, Hada! Cabello teñido de flores de cerezo y ojos con hortensias. ¡Seguro que la señorita Kara es un hada de las flores! Oh, Dios mío. ¿Cómo escondes tu espléndida belleza? ¡Es una pérdida!”

“Ajaja.....”

Cassia sonrió torpemente, evitando su mirada ceñuda. Admitió descaradamente que el cumplido es un poco excesivo, pero era demasiado oneroso.

Joseph también. Pensó que era solo una persona con temperamento de comerciante moderado, pero está exagerando.

Como la señora Rita. La boca para afuera de las personas que hacen ropa es básicamente así.

Por un tiempo, Cassia, que solo había escuchado las voces diciendo que es un angel o una bruja de los ancianos, se avergonzó nuevamente y se cubrió la cara en secreto.

Una muñeca que llevaba puesta de lado.

“Ah”

Joseph, quien hizo contacto visual con el árbol del sueño del fantasma del agua, se detuvo y recuperó el sentido. Parecía recordarle mi negocio original.

Bajó la cabeza con una tos.

“Oh lo siento. Sin aviso como este……… No sabía que iba a encontrarme con una utopía”

Joseph, que se sonrojó al hablar de la utopía, le tendió la caja que sostenía.

Lo que sea que estaba pensando, sus ojos brillaban varias veces más que antes.

“¡Por favor, toma mi ropa con mi agradecimiento!”

¿Ropa? Cassia miró la caja con una expresión ligeramente sorprendida.

En ese momento, dijo que tuvo una inspiración y se escapó, y que realmente debe haber escapado de la depresión.

Que feliz. Cassia, que estaba orgullosa de sí misma, dudó mientras abría la tapa de la caja.

Esto es porque recordó a la persona que fue la inspiración para este atuendo.

“Piedra Muerta………………”

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