Capítulo 22

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Mi mejor amiga y yo habíamos entablado una conversación diferente, y el tema del sueño con Gustavo lo habíamos descartado.

Así éramos Ashley y yo; podíamos ver cosas en nosotras, criticarla y más pero quedaba atrás y como si lo olvidáramos, continuábamos conversando de otros temas. Me había duchado y cuando salí me vestí con algo básico, hasta que de pronto Ashley y yo nos detuvimos a escuchar algo que llamó nuestra atención: unos gruñidos.

Sentí como se encendían mis mejillas al escuchar claramente como alguien al otro lado gruñía de placer.

Nos dirigimos una mirada de cómplice, suponiendo de qué podían ser esos gruñidos que se escuchaban fuertes a estas horas de la mañana.

—Quítate los calzados, vayamos a la habitación de Abigail.— dijo Ashley en un susurro bajo, mientras quitaba sus calzados.

La curiosidad nos mataba a gran paso. Así que nos apuramos en dirigirnos a donde se escuchaban los gruñidos y pegamos el ojo quedando totalmente perplejas con lo que teníamos al frente.

Melvin estaba sosteniendo a Abigail por sus caderas, ella estaba encima de su bien formado cuerpo, dando saltos como loca, su cabello caía a mitad de sus espalda, pegándose algunas mechas de su cuerpo sudado.

Por otra parte estaban Daniel y Melanie, follando a más no poder.

Observe a Ashley. Sus ojos se cristalizaron cuando vió tal escena y al chico del que tan altas expectativas tenía, se decepcionó.

Estaban devorándose despiadadamente. No había señales de parar, si acaso a penas se veía comenzar.

Abrí la boca como plato cuando vi que en otra esquina de la habitación estaban Carla, Richard y Anderson, que, follando eran el mejor trío.

La boca de Ashley se abría cada vez más por la sorpresa que se había llevado.

Sabía más que nadie que Gustavo no era más que un tipo al que le gustaba el sexo más que comer. Tenía pinta.

—Gustavo se las ha tirado una por una, no me caben dudas.— hablé tan bajo que tuve que repetirle a Ashley lo mismo, temía a que nos descubrieran observando por la pequeña abertura, pues a alguno de ellos se les olvidó el detallazo de cerrar mejor la puerta. ¿Tanta era su hambre de sexo?

Agradecí no haberme tirado a Gustavo, aunque si en mis sueños, pero no en la realidad y eso no tenía validez, pues sería una más de su maldita colección. Eso, justamente eso, no quería.

Carla estaba en medio de ambos chicos.

Richard la follaba fuertemente por detrás, mientras que Gustavo le sostenía el pelo, haciéndola tragar todo su miembro hasta el tope, Carla estaba roja como un tomate, tenía dedos marcados en su perfecto culo, y unos que otros chupones por doquier, era una locura, era demasiado, sin duda alguna era una orgía desenfrenada, donde de verdad solo había sexo y no alcohol, ni comida, era solo sexo lo primordial en la habitación de Abigail.

"Melvin, Melvin, Melvin" repetí para mis adentros, dando con su tremenda infidelidad y mentiras, tenía la leve impresión de que no solo yo era la única con la que había estado a escondida de su esposa y que muy bien tenía disfrazado un cabaré de puras como "Modelos", bien que lo actuaban.

—Debemos irnos.— susurró Ashley asustada.

—No siquiera nos han pagado.— me quejé.

Ashley me tomó por el brazo y caminamos sin hacer ruido hasta llegar a mi habitación. Cerró la puerta y se dispuso hablar.

Los gemidos no paraban, ni siquiera disimulaban y conseguían distraerme.

Aunque comenzaba a sentir mi corazón retumbar con fuerza en mi pecho.

—Escúchame bien.— dijo como una madre, como si la mayor era ella y no yo, pero en aquellos momentos ella era la madura. —Debemos irnos ya, no quiero ser prostituta, ni soportar que me obliguen a tener sexo como alguien que no me atrae, recoge tus cosas y no se diga mas, Nicole.—

Sin decir más, hice mis maletas y antes que se enteraran, huimos.

Después de un largo y agotador mes, logramos ser fotografiadas y que nuestras fotos pasaron a estar al junto de otras chicas que también se habían destacado, las demás habían llegado una semana antes que Ashley y yo, pero fuimos las mejores con menos tiempo y eso me enorgulleció en esos momentos, pero claro, como no íbamos a ser las mejores si era plan de ellos chantajearnos con nuestra intimida.

Mi mente no cesaba el ruido.

Pensar en lo que podían hacer con esas fotos me ponía de los nervios. No quería ser difamada en las redes sociales, aunque tuviera buen físico, no era de esas que enviaban fotos desnudas, me atormentaba saber que en manos de Gustavo y Melvin habían fotos muy sexi donde mi mejor amiga y yo estábamos semi desnuda, exponiendo al máximo nuestros cuerpos, nos habían engañado con la idea de que un modelo debía mostrase así para ser natural, hermosa y aceptable. Que andaríamos en revistas.

Decidimos irno a casa a pesar de las consecuencias que sufriríamos y no hablar más de ello.

Evadir algunas situaciones era más fácil que enfrentarlas y pensarlas, pues evadiéndola a aveces se hacía menos real, hasta que desaparecería sin afectar más.

Una semana con el Nerd {+18}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora