Capitulo 4

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Mi tía Ruth y yo, habíamos pasado el día yendo de viaje para conocer un poco más de lo que había allí, Nelson se negó a ir, pues tenía tareas pendientes. Algo que me enojó a tal nivel que solo quería arrancar la cabeza.

—No te preocupes yo hago la cena.— le avisé a la tía Ruth cuando vi que se dirigía a la cocina. Estábamos exhausta, había recorrido media Barahona.

—¡Oh Gracias! Nico— dijo y se dirigió a su habitación. Cuando escuché su puerta cerrarse me propuse a enfrentar a Nelson que después de su amenazaba, me había evitado.

—¿Ahora me tienes miedo?— pregunté, pero el no respondió.

Me acerqué a él lo suficiente como para que notara que esperaba una respuesta y que estaba allí.

—Invades mi espacio.— dijo entre dientes.

—Sé educado como presumes, no me ignores ¿va?

—No quiero lastimarte.

—Te aseguro que no lo harás.— solté casi en un susurro. Temia que Ruth fuera a escucharme.

Nelson solo sonrió ante mi locura. Sabía que montarme allí me iba abrir más pero no mi boca.

Fui hasta donde estaba Nelson y pasé mis manos sobre su pelo, pero apartó mis manos casi de un tirón.

—Oye, Ruth está en casa y no le agradaría la idea de vernos coger aquí mismo.— repuso.

—¿Y cuando no estaba?

—Sabía que en poco tiempo llegaría.— respondió, porque claro, para todo tenía una respuesta, siempre a la defensiva.

—Eres un Nerd, aburrido y gay. — Reproche en su cara, también para que notara lo irritada que ya estaba.

—Ah, si ¿eso es lo que crees?— añadió dando cautelosos pasos hacia mí. Su altura repasaba la mía por dos cabezas, era alto y podía intimar a cualquiera con esa mirada típica de él.

—Eso es lo que creo.— Solté mordiendo mi labio inferior por quinta vez. Puse mis manos a modo jarra, esperando su reacción.

—Vente a las 3:00am a mi habitación y comprobémoslo.— Retó ante mi tentadoras palabras.

Dejé ensanchar una sonrisa diabólica en mi rostro cuando me dio la espalda y se acomodó en su mesa para seguir con sus tareas.

Vi tantas imágenes en aquella mesa, tantas posiciones que solo quería cumplirlas allí mismo.

Me giré a seguir con la cena, mientras nuestras miradas se cruzaban de vez en cuando, lanzando llamas de fuego que desbordaban el calor que sentíamos. Sabía que él también deseaba comerse mi manzana pero tenía miedo, creía que era muy niña y no podría con aquel señor de armas tomar. Pues se equivocaba.

Si no cabe, lo adaptaría hasta que si.

Nelson se había resistido, pero finalmente había caído. Y esto era de esperarse.

Una semana con el Nerd {+18}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora