Capitulo 8

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El reencuentro.

Podía sentir su cálida respiración acariciar mi rostro, nos deseábamos, nuestras miradas lo decían todo. Era palpable el deseo y las ganas de devorarnos el uno al otro hasta el cansancio, hasta tener múltiples orgasmo como en aquellas tantas ocasiones en las que Nelson se apoderaba de mi cuerpo y yo solo captaba sus órdenes.

Nelson fue mi lección, me equivoqué al pensar que sería yo la maestra en el sexo, cuando él parecía haberse graduado con honores en educación sexual. Si que sabía tratarme como dama.

Estábamos tan cerca, nuestras miradas danzaban en fuego. Mi vagina exigía desesperadamente tener sus labios allí, dando ese ritmo que solo él sabía dar. Teníamos más de dos meses sin vernos, sin tocarnos, aunque sí que fueran muchas las noches de masturbaciones detrás de cámara.

Mordí mi labio inferior, mientras detuve mi mirada en sus gruesos y rojos labios que me volvían loca.

—Me estremece la forma en que me miras.—Rompí el silencio que había tomado más de un minuto. Despacio acerque mi boca a la suya y el tan solo roce de mis labios encima de los suyos, lo hizo temblar, pero logró disimularlo un poco y contener las ganas de ahorcarme y hacerme suya.

Mi piel se erizó al instante en que un suspiro se escapó de sus labios.

Me enloquecía saber que la atracción sexual no venia de un solo, sino de ambos.

—No juegues conmigo.— respondió sereno.

—¿Y si lo hago que?— reté.

—Podrías arrepentirte.

—Nadie se arrepiente de la locura que quiere cometer y aunque conozca sus riegos... se atreverá.

Fue lo único que pude decir para que Nelson me estampara contra la pared y empezara a besar mis pechos sin control alguno, rompió los tiros de mi vestido y se inclinó ante mi para posar sus labios en mi vagina.

Suspiré de placer.

Abrí mi boca dejando escapar los jadeos infernales que provocaba el ágil movimiento de su lengua sobre mi clítoris, me aferré bruscamente a su cabello intentando controlar las ganas de arañar las paredes de aquel hotel.

Llegó el orgasmo.

Nuestras respiraciones aceleradas, retumbaban en aquel sitio. Mis pechos estaban rojos y mordí mis labios hasta lastimarlos.

Nelson no esperó a que me recuperara y tomó mi cuerpo y lo giró hasta quedar de espaldas. Un grito se escapó de lo más profundo de mi garganta cuando sentí su fuerte penetración, sin esperar más, empezó a entrar y salir con fuerza, llevó sus manos a mi boca para callar los gritos que sin control alguno y sin ser consciente del lugar donde estábamos, dejaba salir. Separó sus manos para hacer mi pelo una cola y empezar a alarme y así profundizar más. Me estremecía de placer, nuestros cuerpos desbordaban calor, unos que otros gemidos se escapaban de Nelson, mientras mordía mi piel y besaba mi cuello. Esa noche fue un simulacro de; cincuenteras sobras del grey, pero con un tipo mejor que grey...

Una semana con el Nerd {+18}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora