Nelson.
—¿Sabes?— pregunté deslizando las manos por sus caderas,—Eres esa mujer que siempre soñé tener.
Nicole llevó sus manos a mis mejillas, las acarició suavemente y me brindó su perfecta y blanca sonrisa, mi cuerpo reaccionó y, al instante en que hicimos contacto con la piel, se me erizó el vello.
Mis ojos no se despegaban de su perfecto cuerpo. No podía quitárselos de encima.
Estábamos desnudos, compartíamos una ducha juntos cuando todo se distorsionó.
—Nelson, — recorrió mi rostro y respiró profundo.— tú eras más de lo que yo soñé, créeme.— concluyó y estampó sus labios contra los míos, suavemente.
Recorrí su cuerpo con mis manos, desde su nalga hasta su cabello y tiré de él hacia abajo. No obstante, volví a llevar mis manos a sus nalgas y las apreté con fuerza, no podía mantener mis manos en un solo sitio de su cuerpo.
—Eres mi lugar favorito, Nicole.— susurré en sus labios.
—Jamás quiero dejar de serlo, Nelson.
Nuestras miradas conectaron unos instantes que en realidad era como sinónimo de eternidad, nuestras miradas decían a gritos lo que la boca no era capaz de pronunciar, ¿y qué más sincero que eso? Nada.
El agua comenzó a caer sobre nuestros cuerpos, el cabello de Nicole caía a mitad de su espaldas, lo llevaba trenzado casi perfecto , le había cortado buen poco, pero consiguió darle un mejor toque y brillo, me perdí en las inmensas ondas, y luego aparté un mechón que cubría parte de su rostro.
—No.— la detuve cuando tomó el jabón.— déjame ser yo, quien lo frote por todo tu cuerpo.— ella cedió con una sonrisa pícara en los labios.
Tomé el jabón y comencé a frotarlo pero me detuvo. —Me urge que lo pases acá.— dijo llevándome la mano a su vagina.
No hice más que fingir sorpresa y continuar con su instrucción.
—Abre un poco más las piernas, cariño.— susurré y esta obedeció de inmediato.
Al instante en que frote el jabón en su vagina, se estremeció, sostuvo su cuerpo echándose arriba del mío, el jabón se hizo un poco más suave y podía deslizarlo mejor, un suspiro profundo salió de sus labios, y su aliento rozó mi piel.
—Date la vuelta.
—No haz terminado.— respondió casi enojada.
—Solo déjame hacerlo.— dije consiguiendo lograr mi objetivo: torturala hasta más no poder.
Presioné mi erección contra sus nalgas mientras frotaba el jabón en su espalda y luego me incliné para frotar sus piernas.
—No.— alejé su mano de mi miembro, sin quererlo pero deseando torturala un poco más.
—Ah, déjame sentirte ya.— exigió entre suspiros— No hagas esto, ¡ummm!
—Ve a mi ritmo, cariño.
Joder, lo tenía de piedra, pero aún no era el momento.
Nicole se giró y me sorprendió cuando de inmediato, me besó. Era dulce y tan pasional que mandaba corrientes por todo mi cuerpo, de repente ya no pude continuar con mi tortura, porque la verdad es que para mi también era una tortura no estar dentro de ella.
Sus manos por mi cuerpo, era un exquisito placer, una sensación indescriptible.
—Yo... no sé cómo explicar todo lo que me haces sentir.
Llevé uno de mis dedos a sus labios que ahora estaban hinchados por los intensos besos y lo presioné, —No digas más.— luego introduje el dedo en su boca y lo lamió con deseo.
Nicole se hincó ante mi y tomó mi miembro con ambas manos, lo acariciaba suavemente mientras que lo metía una y otra vez hasta su garganta, consiguiendo que varios gruñidos se escaparan de mis labios, lo escupía de vez en cuando y otras veces los sacaba desde lo más profundo de su garganta, súper empapado, aferré una de mis manos a su pelo y tiré de él unas veces hasta que todo lo que salió de mi quedó esparcido en su rostro, pero mucho más en su boca y lo tragó sin despegar la mirada de la mía, lo disfrutaba tanto como yo.
Luego se levantó y continuamos besándonos sin para, separé un poco sus piernas e introduje mi miembro en su vagina, comencé a moverme lentamente, Nicole gimió en mis labios, luego se apartó para buscar aire y continuó, esta vez con más intensidad y pasión.
—Me vuelves loca, ¡ah! Si que lo consigues.— gimió aferrándose de mi cuello, mientras aumentaba el ritmo de mis embestidas.
Descansó su frente en la mía, tomó mis mejillas en sus manos nuevamente, mientras daba pequeños brincos encima de mi, gimiendo como loca, nuestras respiraciones hacían demasiado ruido, era puro placer. Pero otra vez nos interrumpieron.
—Cariño, cariño.— me llamó rompiendo con el beso.— los niños han llegado del colegio, tenemos que parar.— nos detuvimos y rápidamente salimos de la bañera y botamos por cambiarnos.
Nicole reía sin parar mientras me veía vestirme la ropa al revés y a toda velocidad.
—Mamá, he aprendido algo nuevo hoy.— Nikauris corrió a sus brazos y le mostró lo que había aprendido, Nicole encantada como siempre, le felicito.
—¿Por qué siempre tan callado, Nick?— cuestioné a mellizo de Nikauris.
—¡Vamos papa!— exclamó con voz cansada.— sabes que no me van los estudios.
—Pues te guste o no, tendrás que hacerlo, hijo. Es nuestra obligación.— dije y lo atraje a ambos a mis brazos.
Éramos una familia feliz y unida, había una comunicación terrible, aunque casi siempre los niños interrumpían la intimidad de mi esposa y yo, aunque jamás nos habían visto, pero debíamos respetarlo.
—Tendremos que cambiar el horario.
—Me temo que si.— respondí a carcajadas, estos niños si que eran curiosos, todo querían verlo, escucharlo y saberlo, y aún no era tiempo para tanta informaciones.
Éramos padres estrictos que protegíamos a nuestros hijos y le aconsejábamos con el fin de que jamás tropezaran con las cosas que Nicole y yo, habíamos tropezado. Por otro lado, Nicole se había convertidor en la mejor esposa y madre del mundo, de eso no cambian dudas, aunque siempre paraba triste debido a que su querida madre falleció un mes antes de que diera a luz dos hermosos niños, que de echo, lo eran todo para mi.
Nicole y mis dos hijos, habían sido producto de algo inesperado.
Nicole llegó a pasar tan solo una semana en mi casa, me había acosado y me había tachado como "nerd" y ahora ella había marcado mi corazón con todo lo que ahora éramos.
—Quisiera gritarle a todos lo feliz que me haces.— dijo Nicole y posó sus labios sobre los míos.
—¡Ah! Mamá.— reprendió la más curiosa de los mellizos, Nikauris.
Reímos al unísono.
Siendo la familia más feliz del mundo, porque habíamos construido eso: paz, unión, amor y sobre todo, comunicación.
Nota del autor:
¿Y ustedes, ya construyeron e hicieron de sus vidas algo mejor al lado de su otra mitad? Si lo han logrado, pues les felicito y le convoco a que sigan adelante.♥️Nos vemos en otras historias.
~ Julio Martínez.

ESTÁS LEYENDO
Una semana con el Nerd {+18}
RomanceAlgo pasa cuando dos personas de sexos opuestos se encuentran a solas, encerrados en una casa y, en cierto tiempo, cosas grandes tienden a suceder. Uno de los dos debe disponerse y hay casos en el que el hombre no es quien siempre toma la iniciativa...