Capitulo 6

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¡Oh! Amiga, ha sido el mejor orgasmo de mi vida.—dije mientras me quitaba el vestido para tomar una ducha caliente.

—Ya es fin de semana así que, ¡Aprovéchalo!— Respondió y casi pude ver cómo saltaba y mordía sus labios con insistencia. Era una loca, perversa y más que perversa; ninfómana.

Ha sido la chica con la que mamá nunca había querido verme juntar, más no se le dio. Pues habíamos estudiado 2 años seguidos en el mismo instituto, era tan solo un año mayor que yo y parecían ser 10 pues se creía maestra de sexología.

No, no podía callarme.

Era inevitable no contarle a mi mejor amiga las maravillas que sabía hacer el nerd. Se me fue imposible no describirle aquellas escenas que pasaron aquella madrugada del viernes.

Creía plenamente que Nelson solo se ocupaba de sus tareas y que todo a su alrededor le parecía absurdo hasta que yo misma lo cambie todo.

Recordando las escenas sexuales que habíamos tenido él y yo, dudé de si estudiaba medicina o sexología, por que sin duda alguna me había dejado encantada y más que eso; con unas inmensas ganas de cogérmelo unas cuantas veces más.

Las horas las había pasado conversando con mi tía Ruth, sin poder evitar suspirar de cuando en veces al recordar lo sucedido en la habitación de abajo.

cuando la mirada de Nelson se posaba en la mía; sentía mi cuerpo estremecerse, mis emociones retumbar y mis piernas temblar gritando y exigiendo ser abiertas ya. Pero era una clase de disimulos lo que había entre Nelson y yo, pues sería peligroso que Ruth se enterara, aunque para ser sincera... eso se sentía hasta en el aire, la química se podía sentir.

Me encerré en mi habitación y conecté los audífonos para escuchar una melodía que relajara mis sentidos. Pero antes de que lo hiciera, mi ceño se frunció al escuchar un gemido que provenía de abajo, ¿la habitación de abajo? Que podía estar sucediendo abajo si solo estab... ¡espera! ¿Nelson y Ruth? No, no.

Dejé el móvil conectado a los audífonos tirados en la cama y me dirigí aquella habitación, la misma que había estado por tres horas y no precisamente ordenándola.

Gemidos y gritos se escuchaban detrás de la puerta. Por una pequeña abertura pude ver a mi tía Ruth y a Nelson teniendo sexo descontrolado.

¿Así que era un lobo vestido de oveja? ¡Vaya, Nerd!

¿Desde cuando lo hacen? En serio nunca pensé ver aquello, ni siquiera había pasado por mi mente que Nelson y Ruth le fueran a traicionar de aquella manera a su esposo y padre. Pero les di la razón cuando caí en la cuenta de que el esposo de Ruth (que no conocía) pasabas meses tras meses sin ni siquiera visitar la casa.

Rápidamente quite todo lo que llevaba puesto y me adentré a la habitación. Desnuda.

Sin decir una palabra me apoderé de los labios de Nelson con intensidad, él empezó acariciar mis pechos. Un calor intenso se posó en aquella habitación, tía Ruth no dejaba de gemir y morder sus labios, parecía ni siquiera notar que estaba allí, que había descubierto que se cogía a su hijastro, ambas éramos fogosas, atrevidas y fans de las aventuras con tipos como este y la apariencia siempre engañando a todos.

Nelson desenterró su polla de Ruth y giró su cuerpo al mío. Empezó a pasar su polla por mi vagina como si fuera una brocha pintando y luego se detuvo.

—Arrodíllate.— me pidió.

—Es una orden, patrón.— respondí doblando mis pies e inclinándome ante el, ante su polla. Ruth también hizo lo mismo.

Ya sabíamos lo que debíamos hacer con aquel sujeto que, duro, esperaba sumergirse en nuestras gargantas.

Empecé a pasar mi lengua de arriba hacia abajo, sensual, al mismo ritmo que Ruth hasta que Nelson llegó a su orgasmo y derramaba su semen sobre nuestros rostros, yo lamía toda la orilla de mis labios disfrutando del sabor que había dejado allí.
Ruth y yo nos levantamos buscando más en aquel chico maravillas, mi nerd.

Nelson me tomó por las caderas y giró mi cuerpo con agilidad, me posó sus manos en mi espalda y me colocó en la posición número cuatro y sin perder el tiempo, me penetró.

El choque de nuestros cuerpos provocaba un sonido. Cada una de sus penetraciones eran más profundas y bruscas, ¡Ah! ¡Ah! ¡Omg! gemía ante sus tremendas penetraciones, mordía mi labio inferior con persistencia, mi pelo se mecía y se desgreñaba.

Uno que otro suspiro.

Ardor.

¿Era una clase de trío? Si, definitivamente si.

Mi tía Ruth besaba a Nelson sin parar, pasaba sus manos por su pecho. Se separó un momento y se colocó en la misma posición que yo, Nelson acudió a ella al instante, empezó a follarla de la misma manera que a mi, incluso más brusco.

La palmadas en el trasero de Ruth hacían ruido por todo el lugar. Las manos de Nelson estaban marcadas allí, su clítoris estaba tan rojo como supuse que estaba el mío antes de llegar el orgasmo.

Nelson dio bastó para las dos, nos maltrató y nosotras para nada le habíamos negado hacerlo.

Una semana con el Nerd {+18}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora