Bloodstream

XI

Hanna

Había una pequeña posibilidad de que hubiera robado las llaves de Verónica, como una persona con autoridad tenia millones de llaves con acceso a distintas aulas.

Solo necesitaba una llave, pero todas estaban juntas.

Le enviaría un mensaje de disculpa por la madrugada, sabía que tenía copias, pero también sabía que jamás hubiera accedido a darme las llaves.

Los pasos de Morgan me seguían entre los pasillos vacíos iluminados por una ligera luz, observaba cada pequeño detalle como si fuera una niña pequeña, la curiosidad de reflejaba en sus ojos dándoles un pequeño brillo.

–Puedes entrar. –Dije al verla observar un aula con distintas sillas amontonadas entre si junto con una pizarra especial para escribir con tiza.

Me acerque a ella animándola a entrar ¿Alguna vez había estado en un lugar así?

Empuje a Morgan con cuidado cuando abrió la puerta.

El olor a pintura, tiza y polvo nos recibió.

–Estamos especializados en el arte, esta es una de las aulas de los artistas. –Fingí desinterés por el lugar como si fuera la primera vez que lo viera y fingiendo que los recuerdos no me inundaban.

Había estado aquí demasiadas ocasiones.

Con Alessia.

–¿Por qué decidiste estudiar actuación? –Pregunto tomando una tiza del escritorio manchando sus dedos de un color amarillo pastel.

–Porque decidí que era lo único que quería hacer toda mi vida. –Morgan comenzó a dibujar en una esquina de la pizarra una pequeña carita feliz.

–¿Se supone que está sonriendo? –Pregunte riendo mientras me acercaba a ella.

–Me alegra no haber estudiado dibujo. –Anuncio al dejar la tiza de vuelta en su lugar.

–¿Por qué decidiste estar ahí hoy? –Pregunte al mismo tiempo que salía del aula. Mis pasos hacían un pequeño eco mientras esperaba a Morgan.

–¿Por qué tu decidiste subirme contigo esa noche? –Morgan cerró la puerta detrás de ella para después continuar siguiéndome por los pasillos.

No tenía una respuesta lógica.

Solo sabía que quería sentirla.

–¿Estamos volviendo a ese punto? –Bufe mientras sentía el cuerpo de Morgan temblar ligeramente junto al mío. Sus muslos estaban descubiertos y su torso solo lo cubría el abrigo, el atuendo que tenía debajo no estaba siendo de ayuda.

–Si. –Afirmo sin prestarme mucha atención.

–Lo hice porque eras diferente y porque sentí... –Mis palabras se atascaron en mi garganta.

–¿Es aquí? –Pregunto mientras empujaba las puertas que daban a nuestro lugar de trabajo.

Sentí algo.

–Si. –Murmuré dirigiéndome hacia el desastre de telas que tenía sobre la mesa.

–Y aun así piensas que mi departamento es un desastre. –Dijo subiendo los escalones hasta llegar a mi mesa. –Debería ver el tuyo. –Un pequeño soplido salió por sus labios.

–Lo que digas. –Volví a tomar mi lugar sobre la mesa buscando la tela que necesitaba.

–Hanna. –Morgan se había colocado entre mis piernas tomando mis muslos. –Lo lamento, por todo lo que pasaste.