XXI

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Hanna

-De verdad no entiendo que estás logrando con esto. -Alessia me había arrastrado hasta el jardín donde un grupo de chicos conversaban animadamente y el sonido de la música comenzaba a desvanecerse.

-Solo escúchame y después tendrás la decisión, si decides creerme o no. -Alessia arrastraba las palabras como si estuviera esforzándose demasiado.

-Desde hace bastante deje de confiar en ti. -Odiaba la manera en la que su mirada intentaba desesperadamente hacer contacto con la mía.

-Lo sé. -La pelirroja soltó un suspiro soltando una ligera niebla en sus labios.

-Tienes dos minutos. -Un par de minutos, si Alessia no puede decir lo que quiera, entonces serán el último par de minutos que le daré.

-Yo lo lamento. -Admiraba que pronunciaba las palabras como si en realidad lo sintiera.

-No voy a... -Comencé a quejarme ¿Cómo podía soltar esas palabras sin sentirlas?

-Son mis dos minutos, ¡Carajo! -Levanté mis hombros restándole importancia a Alessia. -Se que no arregla nada, pero quería decirlo.

-No fue justo todo lo que pasó. -admitió Alessia sin quitar su mirada de mi. -En especial para ti.

-Tu no saliste perjudicada. -Intenté en vano mirar directamente a Alessia, pero era demasiado. Desvié mi mirada hacia el grupo de jóvenes.

-Y lo lamento, Hanna. -Alessia dio un pequeño paso hacia a mi al ver que simplemente era indiferente hacia sus palabras.

-¿Cómo conoces a Morgan? -Una sonrisa sin gracia se formó en su rostro al ver cómo con solo mencionar a Morgan levante mi mirada.

-No pienso volver a repetir lo que te dije esa noche, son tus decisiones.

"Aléjate de ella"

-¿Esto es alguna clase de celos? -Pregunte ignorando el ruido de mis pensamientos.

Y si Alessia sabía algo más.

Y si había algo más en Morgan.

Y si el recepcionista del edificio no se había equivocado en realidad.

Y si yo estaba equivocada.

-Extraño la manera en la que me hacías sentir. -La voz de Alessia era ligera y casi se perdía entre la multitud de charlas. -Pero no es por eso.

Había dejado de confiar en ella, quizá solo estaba mintiendo.

Es lo que acostumbra a hacer.

Pero y si estaba equivocada.

-No es verdad. -Dije defensivamente haciendo que los jóvenes limitaran su charla a susurros mientras nos observaban discretamente.

-¿Quieres que te demuestre que aún no me arrepiento?

Todo pasó demasiado rápido, la pregunta había quedado colgando del aire haciendo que más de uno girara su mirada hacia nosotras.

Las manos de Alessia tomaron mi cintura acercándome a ella.

Sus labios sabían como la última vez que ella me había robado un pequeño beso.

Nuestros cuerpos eran un peso al que ambas estábamos familiarizadas.

Pero no pude responder, no pude mover mis labios con los de ella, no pude rodear su cuello con mis antebrazos y jalarla hacia a mi.

Todo era tan familiar y desconocido al mismo tiempo.

BloodstreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora