Hanna
Y eso era todo lo que alguna vez anhelamos.
Y eso era todo lo que quería sentir.
Las manos de Morgan alrededor de mi cintura y las mías en el molde de galletas.
Kye y Kassandra colocando los regalos debajo del árbol.
Mi mirada en las manos de Morgan aferrándose entre ellas y la suya en la ventana.
Los gritos de los niños jugando en la nieve un dia antes de que un señor con barba comenzara a repartir regalos.
Mi regalo estaba justo aquí.
No debajo del árbol de navidad.
Justo aquí.
Abrazando mi cintura y recargando su cabeza en la curva de mi cuellos.
Robando las fresas que, por descuido, se caían de las puntas de mis dedos.
Mirando hacia la ventana, quizás imaginando o deseando un futuro para cada crío.
Un futuro como el de nosotras sin el pasado que este conlleva.
Y quizás este futuro era el regalo de Morgan.
Nuestro regalo.
—¿Ya terminaste? —Fue la pregunta que hizo que soltara un suspiro acompañado de una risa.
—Si alguien me ayudara podría terminar más rápido.
—Oh. —Musito Morgan sin dejar de recargar su cabeza en mi hombro. —¿Vas a necesitarlas?
—Son tuyas. —Dije acercando el tazón con las fresas que habían sobrado.
—¡Kye! —La pelinegra alejó el tazón dejando al pelinegro congelado con su mano estirada sobre la barra.
—Dile a tu novia que...
Y el mundo se calló.
Y las manos de Morgan intentaron soltar mi cintura.
Y las mías se aferraron a las suyas.
—Son mías. —Dije recuperando el tazón con una mano. Kye trago saliva al pensar un par de segundos en lo que había dicho.
—Por lo tanto, son mías. —Kassandra me arrebató el tazón para después caminar hasta el árbol y sentarse a un lado de los regalos.
—¿Puedes ponerlas en el horno? —Kye asintió a mi pregunta mientras volvía a aferrarme a las manos de Morgan en la cintura de mi abrigo. —¿Quieres hacer chocolate?
—¿Qué? —Morgan tardó un par de segundos en entender que la pregunta iba dirigida a ella.
—Chocolate ¿Quieres? —Pregunté señalando con un movimiento de cabeza a la tablilla y los bombones que había traído Kassandra.
—Tengo algo. —Dijo después de unos segundos en silencio, como si estuviera pensando en si sería prudente decirlo.
No esperó demasiado y solté sus manos.
—Creí que sería la última vez que comería algo. —La pelinegra abrio el refrigerador inclinandose en este dejando que hilos negros cubrieran su rostro mientras sus manos tomaban algo.
No respondí sabiendo a lo que se refería.
A la noche a la que estaba haciendo referencia.
—Creí que sería la primera y última vez que lo probaría.
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Bloodstream
Romance-Me traicionaste. -¿Fuiste tan ingenua para creerlo? Cuando los demás deciden tu camino y te arrebatan la libertad desde temprana edad, escapar se convierte en tu única opción. Yo no pude hacerlo. - Morgan