LII

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Hanna

Aquellas cartas de amor, solo serán inútiles cuando estés sangrando.

Aquellos besos robados no podrán detener el río carmesí a tus pies.

Aquellas promesas de amigos no podrán recoger los pedazos de tu alma.

Solo aquellas cartas de amor, derramadas en tinta roja y escritas con las puntas de tus propios dedos, serán las únicas palabras que puedan salvarte.

Tus propias palabras.

Solo aquellas promesas susurradas en las madrugadas cuando no estas seguro si presenciaras el siguiente amanecer, serán lo único que podrá salvarte.

Tus propias promesas.

Solo aquel amor nacido desde tu propia piel desvanecerá las cicatrices que aún pueden sangrar.

Tu propio amor.

Solo yo podía salvarme.

Solo yo podía pedir ayuda para que al cerrar los ojos, sus cuerpos no se formarán en la oscuridad.

Solo yo podía olvidar a aquella pelinegra.

Solo yo podía dejar de sangrar.

Había sangrado demasiado.

Lo había entendido justo cuando mis latidos eran tan débiles que no podían ser escuchados.

Lo había entendido justo cuando la maldición había sido conjurada y yo había confiado ciegamente en la villana.

Lo había entendido justo cuando había besado sus labios.

—¿Confías en mí?

—Si. —Menti en un susurro sabiendo que no lo hacía. Sabiendo que habían dagas debajo de nuestras faldas.

Solo bastó que una sílaba escapara de mis labios para que sus brazos envolvieran mi cintura.

Solo bastó una sílaba para que nuestros labios

Solo bastó una sílaba para que una duquesa y una bruja comenzaran algo de lo que ninguna saldría con vida.

—¡Corte! —Levante mi mirada hacia la rubia, cuyas joyas se encontraban enredadas en su cabello.

La Duquesa que escondía un secreto en las noches debajo de sus faldas.

La Bruja que anhelaba aquella magia roja que corría por las venas de la Duquesa.

Cuando las miradas de ambas se dirigieron a las cámaras apagadas volví a la realidad.

1 Diciembre de 2021.

—¿Lista? —Eve. Levante mi mirada a la rubia que tenía a pocos centímetros.

—Supongo. —La palabra salió de mis labios cuando Eve comenzaba a quitarse las joyas arruinando aquel tocado en el proceso.

—Hanna, es tu primer rol protagónico.

—Si. —Sabía solo por su mirada que estaba a punto de recibir una de sus charlas.

—¿Tienes un plan para hoy?

—No.

—¿Recuerdas qué día es hoy? —La pregunta se perdió cuando Eve dejó caer las gemas contra el cristal. —Hoy es la premiere, tú premiere.

—Nuestra.

Habían pasado cinco meses desde que habíamos comenzado a trabajar juntas en este proyecto.

BloodstreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora