LXIII

2.7K 170 36
                                    


Morgan

—¿Pasarías más solsticios conmigo, Hanna?

¿Y si todo el futuro dependiera de una sola sílaba?

¿Y si todo el futuro depende de futuros solsticios que con un poco de suerte veríamos?

¿Y si la suerte no era suficiente?

Y ahora podía verlo todo justo donde estaba

Podía ver a una rubia que, en unos segundos, podría llamar "prometida"

Podía ver el Sol observándonos desde la cima de su reinado

Podía ver el mar en los ojos de Hanna

—Quiero pasar todos mis solsticios contigo, Morgan. —Y si el mar se encontraba en sus ojos, estaba dispuesta a ahogarme.

—Cada uno de ellos. —Tomó una de mis manos para que pudiera levantarme. —Eres tú.

Y por primera vez ese par de palabras tenían un significado que el Sol dejaba al descubierto en su horizonte.

Era yo.

Era ella.

Éramos nosotras.

Siempre habíamos sido nosotras.

—¿Serías tú? —Susurró Hanna antes de arrodillarse como yo lo había hecho. —¿Seríamos nosotras?

En la punta de sus dedos sostenía la Luna.

En la punta de sus dedos sostenía una parte de la antagonista del Sol.

Yo había bajado las estrellas para ella.

Ella había bajado la Luna para mi.

—Solo nosotras, Hanna. —Y estaba lista para hundirme en el mar de su mirada cuando la rubia se levantó y pude darme cuenta de la profundidad de aquel mar.

—Solo nosotras, Morgan.

Yo sostenía sus estrellas en la punta de mis dedos.

Hanna sostenía mi Luna en la punta de sus dedos.

—Te amo. —Dos palabras que salieron de mis labios en un susurro. —Y tengo la sospecha de que lo he estado haciendo desde hace mucho.

Se dice que la única misión de un ser humano es desear o aburrir.

Algunos se encuentran en una eterna búsqueda por lo que tienen justo en la palma de sus manos.

Algunos se encuentran atrapados en la lucha eterna contra aquel enemigo que al tirar la máscara, comparten el mismo rostro.

Algunos corren hasta que sus piernas terminan sangrando, hasta que puedan respirar.

Algunos desean la libertad hasta que se cansan de esconderse entre palabras.

Algunos extienden sus manos hasta que ya no pueden sostenerse a sí mismos.

Algunos buscan.

No entendía porque dos palabras podrían ser tan poco y significar tanto.

Hasta que dos palabras inundaron mis labios.

¿El amor es aquel que se esconde detrás de dos palabras?

¿Es aquel que se esconde en las cartas perdidas de amantes?

¿Es aquel que hace escribir a jóvenes 64 cartas?

¿Es aquel que da sin esperar recibir?

¿Es aquel que hace lo imposible para no marchitar las flores de su amado a pesar de que estas ya han sido cortadas?

BloodstreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora