Si no hubiera nacido

Te amo

Un Hoseok de ocho años corría por las colinas  cerca del río, tras él un joven alfa de catorce años lo seguía pues debía llevarlo a su habitación antes de que sus padres se percataron de su ausencia. Hoseok se golpeaba un glúteo y sacaba la lengua en burla por la poca agilidad del Alfa.

De pronto el Alfa cayó colina abajo y quedó inconsciente, Hoseok se apresuró y lo ayudó pero al instante el alfa lo agarró y le hizo cosquillas. Hoseok reía mientras el alfa se deleitaba con aquella bonita sonrisa.

— ¡Basta, Jae! ¡Detente!— gritaba entre risas. Este se detuvo y vio al pequeño haciendo un puchero. — Eso es trampa me has asustado, Jae.

— ¡Tatakae!— Esa era Hirano quién corría con una rama para golpear a Jae quien lastimaba, según ella a su hermano.

— ¡Señorita Aya detenganse!

La pequeña se detuvo y vio a Hoseok reír ante la escena, Jae-beom se sobaba la cabeza y observaba con una sonrisa a Hoseok. — Yo seré tu alfa.

Hoseok lo vio y negó. — Sabes que no puedes sin mi aroma no puedo tener pareja.

— Yo haré de todo por darte un aroma.

— ¡Que romántico! Pero no sea pedófilo, Jae.

— No digas boberías mocosa, lo digo porque quiero cuidar de Hobi.

— Jae, si la Luna se apiada de mi prometo que le pediré que yo sea tu Omega.

Hoseok dió un beso en la mejilla de Jae y luego lo siguió hasta su cárcel, porque así lo veía Hoseok.

Actualidad.

Hoseok estaba en la habitación, su esposo se había ido hace veinte minutos y la noche se sentía fría. De pronto aullidos y gruñidos se escucharon dentro de la casa del alfa líder, como su sentido del peligro era nulo, salio para averiguar que pasaba. Sus ojos se salieron de orbita al ver a cinco alfas y seis betas que atacaban a las empleadas y guardias.

— ¿Dónde está el Omega?

— Si no nos asesinas te diremos dónde está...

— Trato hecho.

— Está en la última habitación.

El alfa sonrió y fue cuando Hoseok decidió que debía escapara por la vida de su cachorro, pues aunque le dijeran que posiblemente no se desarrollará al no sentir su aroma, él no se rendía su hijo era lo único que estaría a su lado.

Se movió tan rápido como sus piernas se lo permitieron, punto a su favor que era experto en escaparse. Salió por la ventana después de tomar una daga de su esposo, bajo ágilmente por las rejas que lo llevaron al jardín, cayó firme sobre la tierra y se escabulló. Pese a tener pocas semanas en el lugar conocía algunos sitios que lo ocultarian. Cuando iba por el borde que daba al bosque escuchó unos sollozos, se asomó detrás de unos arbustos vio a un Omega rubio sosteniendo su vientre de unos cinco meses.

Este se asustó al verlo, Hoseok rodó los ojos y le hizo de señas que se callara.

— Si sigues sollozando nos descubrirán ¡Baka!

— Eres ese omega maldito.

— Algo así. —dijo llenándose de fango, el Omega arrugó el ceño al sentir el aroma del fango. — ¿Qué? Oculto mi aroma.

— Jungkook dice que no tienes aroma...

— No, pero he pasado al lado del idiota de mi alfa y tengo impregnado su aroma, ¡Duh! Haz lo mismo o esos alfas te encontrarán con ese aroma a miel y durazno, te violaran y sacarán al pequeño Jeon de tu vientre.