Tiempos de cambio

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Los hombres lobo existían desde los primeros pasos del ser humano,  desde su creación ellos poseían, en secreto, un lobo que  permanecía en su corazón dormido. Luna y Sol, eran amantes que vivían en armonía como un solo ser, pero fueron separados para dar equilibrio al mundo, dejando periodos del día para descansar y otro para trabajar. Pero el corazón del hombre se lleno de violencia, el lobo empezó a salir actuando por instinto y destruyendo todo a su paso, Alfas y Betas dominaban sin conocer la piedad o la misericordia, se enlazaban por lujuria y no por amor. 

Luna vio a su amado Sol sufrir día a día, pues, durante su periodo del día, la sangre corría por la tierra y el viento se impregnaba de inmundicia. Alfas destruían a otros, sus hijos eran criados para la guerra, se enlazaban con salvajes solo para satisfacer su libido y asesinaban a quien fuera distinto. El dios Sol pedía piedad y eclipsaba sin saber que hacer para mejorar la existencia humana, intentó destruirlos, pero no estaba en su naturaleza ser genocida. 

Un Alfa de corazón puro lloró a la Luna para ser oculto de la maldad, Sol al ver lo que pasaba pactó con  Luna en crear a un ser hermoso que se mueva por el amor, que procree vida y la proteja. Entonces Luna bajó del cielo y poseyó a una Beta de quince años y Sol poseyó al  Alfa que había rogado. Ambos se unieron al atardecer cuando el Sol cae y la Luna se levanta, como símbolo del amor de Sol y Luna, el Omega nació, de aquella unión,  teniendo los ojos del color del atardecer, los ojos escarlatas del primer Omega llenaron de luz el mundo. 

El Omega era la bendición mostrando a todos los dones de la Luna, cada cien años un hijo de la Luna y el Sol se alzaría, portando ojos escarlatas y uniéndose a un Alfa de ojos dorados. Pero la envidia aún habitaba en el corazón de algunos Alfas y estos, aprovechando su fuerza, empezaron a asesinar a los Omegas. Luna y Sol entonces crearon una aldea donde los Omegas serían protegidos y para ello le darían dones que nadie podría vencer, así nació la aldea Jung.

Con el paso del tiempo, la aldea se fue aislando abriendo sus puertas solo para alfas justos, aquellos que poseyeran una mirada pura. Park se alzó en Corea y Luna vio su corazón oscuro, nacido de su hija, una omega de corazón puro quien le había dado a su hijo los dones más impresionantes de lento envejecimiento y fuerza. Este se vio superior y decidió dominar con brazo de Hierro, asesinó a su esposo y luego envió a sus hombres a infectar a los omegas de la aldea Jung en secreto.

Sin embargo, Jung Il-Woo descubrió a los traidores y los asesinó tomando su forma lobuna, pero antes de hacerlo fue infectado con la droga, aquella que volvía a los lobos a su etapa más primitiva. Cegado por la lujuria y la demencia atacó a su Omega, está corrió, pero la voz de mando de su Alfa la detuvo y fue violada por su esposo. Fruto de aquel odioso momento, Hoseok fue procreado. Jiwoo, hija mayor de los Jung curó a su padre y ayudó a su madre con el embarazo, el cual solo duro seis meses, cuatro años antes de la guerra había nacido el Omega que liberaría  toda Corea, el obsequio del Sol al hijo de la Luna. Un detalle que nadie sabía, puesto que los Omegas eran los hijos favoritos de la Luna y ahora nacía uno que era obra del dios Sol. 

Su crecimiento fue rápido, a los dos años parecía un chico de cinco y a los cuatro parecía uno de ocho años, deteniendo su crecimiento acelerado. Para el Sol siete años de diferencias no eran mucho para una pareja. Tendría los ojos del atardecer, pero la Luna le pidió que pudiese donar su fuerza al Alfa que había elegido, fue cuando el Sol pidió que los ojos del Alfa fueran dorados como su Luz y que al unirse pudiesen intercambiar su dones al igual que sus ojos. 

Sol no podía intervenir en los Lobos, pues Luna dirigía sus destinos, sin embargo, al ver que Luna descuido a su hijo, enfureció y castigo a la Luna, su hijo sufriría el dolor de perder a su familia y amaría por primera vez a alguien con un corazón  deshonesto. Pese a sufrir por su hijo la diosa aceptó, lloró por su hijo, pero  sabía que era su culpa por descuidar al hijo de su amado. Luna le daría su don más preciado al Omega hijo del Sol, le daría fertilidad y sanación. El dios Sol se sintió satisfecho y dio a su hijo la bendición.

Si no hubiera nacidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora