~TERMINADA~
Libro #2 (Saga Nosotros)
TERCERA TEMPORADA DISPONIBLE
EN MI PERFIL
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- Mamá... - susurró enmedio del llanto - ¿Un hombre se puede enamorar de dos per...
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Desperté por el sonido de la alarma y como no, lo primero que llega a mi mente es lo ocurrido ayer y el beso con Jace.
Anoche cuando llegué a casa todo estaba en silencio, era lo mejor, ya que tenía mis ojos llorosos y enrojecidos. No me sentía listo para interrogaciones y mucho menos para dar respuestas.
No quería saber nada de la vida. Así que sólo subí a mi habitación, me puse la pijama y me dejé caer en mi cama.
Estuve tratando de conciliar el sueño por horas. Pero la culpa de haber correspondido ese beso me carcome por dentro.
Toqué mi labios sólo de recordar lo fogozo y caliente que fue ese beso.
Me encantó...
- Como pude besarlo... - murmuré, mirando al techo, y me imaginé su mirada penetrante en mi entrepierna - Y lo peor de todo, como pude excitarme.
Me deshice de esos pensamientos y me levanté de la cama. Fui al baño e hice mis necesidades, al terminar tiré de la cadena y lavé mis manos.
Me quité la ropa y abrí la llave de la regadera en agua tibia. Esto era lo que necesitaba, algo relajante enmedio de tanto estrés y tensión.
Una vez terminada mi relajante ducha. Me coloqué la toalla en la cadera, cepillé mis dientes y salí directo al closet.
- ¡Conejito, date prisa! - gritó mi padre Nick, desde el pasillo.
- ¡Ya voy!
- ¡Tú también conejita!
- ¡Sin presiones, papá. Necesito verme hermosa!
- Entonces llegaremos a la última clase del día - susurré para mí mismo.
Por su culpa siempre llegamos tarde. Pero como es la consentida nadie nunca le dice nada.
- ¡Recuerden que saliendo del Instituto deben pasar por la pequeña ratoncita!
- ¡Sí! - gritamos Alessia y yo al mismo tiempo.
Una vez que me vestí, sólo retoque mi cabello. No me gusta peinarlo, el dejar que se sequé al aire libre me queda con un volumen perfecto.
Tomó las cosas que ocuparé, las metó en la mochila y salgo rápidamente escaleras abajo.
- Vaya, ya era hora - habló mi madre en cuanto entre al comedor - Siéntate y come.
Obedecí, me senté a un lado se mi padre Nick y comencé a comer mis huevos con jamón y pan tostado. Mi madre sabía que me encantan, así que le dije que en el desayuno siempre me hiciera eso.
- Es todo lo que vas a comer, Alessia - le preguntó mi padre Leo.
En su plato había solamente, papaya, melón y fresa.