~TERMINADA~
Libro #2 (Saga Nosotros)
TERCERA TEMPORADA DISPONIBLE
EN MI PERFIL
____________________________________________________
- Mamá... - susurró enmedio del llanto - ¿Un hombre se puede enamorar de dos per...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La jornada había sido larga, como de costumbre. Jace y yo habíamos salido temprano en la mañana, ambos ocupados con nuestros respectivos trabajos. Él, siempre llevaba su lista de pendientes al día. Yo, por mi parte, tenía una jornada repleta de reuniones y decisiones que tomaban más tiempo del que deberían en la empresa. Pero lo mejor de todo era saber que al final del día, ambos regresábamos a nuestro hogar, con nuestra familia.
El sol ya comenzaba a bajar cuando me estacioné frente a la casa. Usualmente tenemos la misma rutina, yo recogiendo a Jace en su trabajo y siendo la envidia de todas las chicas de su trabajo que quieren con él. Sentí una oleada de emoción y alivio al saber que, después de un día como este, todo lo que quedaba era la mejor parte: estar juntos los cuatro.
- De nuevo en nuestra casa, amor - le dije a Jace con una sonrisa, mientras cerrábamos la puerta del coche.
Él sonrió, pasándose la mano por el cabello para acomodarlo debido al viento. Me acerqué a él, lo tomé de la cintura y le planté un beso en los labios.
- Muero de ganas por ver a nuestras chicas - respondió, y ambos caminamos hacia la puerta.
Al abrirla, lo primero que escuchamos fue una risa suave, la inconfundible risa de Delilah, que siempre lograba hacernos sonreír, sin importar qué tan cansados estuviéramos. Lo que no esperaba era la sorpresa que Coral había guardado para nosotros. Apenas pusimos un pie en la sala, vi a Delilah, de pie en medio de la alfombra, tambaleándose un poco, pero con los brazos extendidos hacia nosotros.
- ¡Jace, mira! - exclamé, deteniéndome en seco.
Mi corazón dio un vuelco ante lo que mis ojos estaban viendo. Jace se quedó congelado a mi lado, y sus ojos se iluminaron cuando comprendió lo que estaba sucediendo.
Delilah no solo estaba de pie, sino que estaba caminando hacia nosotros, sus pequeños pies moviéndose con cautela pero llenos de determinación. No podía creerlo.
- ¡Está caminando! - dijo Jace, su voz llena de emoción - ¡Nuestra nena está caminando!
Cada paso que daba nuestra hija parecía más firme que el anterior. Estaba dando sus primeros pasos, y lo estaba haciendo para recibirnos. No pude contener la sonrisa que se extendió por mi rostro mientras me agachaba, extendiendo los brazos hacia ella. Tres, cuatro pasos más, y luego se tambaleó, cayendo suavemente sobre sus rodillas, pero eso no importaba. Lo había logrado.
- ¡Lo hiciste, mi princesa! - le dije mientras la levantaba en brazos, sintiendo la calidez de su pequeño cuerpo contra el mío - Estás creciendo muy rápido, cariño.
- ¡Pa..pá!
A pesar de tener un añito y cuatro meses, ella había tomado la iniciativa de querer caminar por su cuenta. Ella ya sabía también decir algunas palabras, como lo eran: Mamá, Papá, Agua y No. La risa de Delilah era contagiosa, y pronto Jace y yo estábamos riendo también.