~TERMINADA~
Libro #2 (Saga Nosotros)
TERCERA TEMPORADA DISPONIBLE
EN MI PERFIL
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- Mamá... - susurró enmedio del llanto - ¿Un hombre se puede enamorar de dos per...
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Samira y yo después de bailar de una manera tan erótica por un tiempo, nos fuimos a un rincón en donde los adultos no fueran problema alguno y los niños no vieran absolutamente nada.
Comenzamos a besarnos de manera algo acelerada, yo tenía mis manos en su cintura y la pegaba cada vez a mí. Ella por su parte quería poner sus manos en mis antebrazos, pero yo no la dejaba.
- Sin tocar - ella asintió, totalmente anonadada - Muy bien.
Creo que todo esto es una locura, la acabó de conocer y ya estamos conviviendo de esta manera tan...intensa e íntima. Me retiré un poco de ella para pensar mejor las cosas dejando por completo su beso en el aire. Ella me miró confundida por tal acción.
- Vamos, Lisandro, nadie nos va a ver - susurró para después volver a besarme.
Por mi parte no se lo devolví hasta después de unos segundos. Quiso tocarme nuevamente subiendo sus brazos a mi cuello, pero de ninguna manera dejaría que me tocara.
- ¿Qué fue lo que te acabo de decir, Samira? - le reproché.
- Bien, que aburrido - se cruzó de brazos y me miró algo molesta - ¿Entonces?
No sabía exactamente que pasaría con ella, pero lo que si tenía consiente era en mi gran bulto que adornaba mi pantalón. Tenía que bajarlo de alguna u otra manera.
- Espérame un momento - me alejé de ella y me acerqué a mi amigo Alan, quien se encontraba platicando con Melany y Daniel. De vez en cuando me miraba de reojo con picardía - Necesito que me cubras y me avises si alguien pregunta por nosotros.
Le dije lo más cerca a su oído posible. Ya que la música casi no dejaba escuchar.
- ¿A dónde vas? - habló de la misma manera haciéndose el idiota. Yo por mi parte le di un golpe en la nuca - ¡Auch! No hay que ser tan agresivo.
- ¿Lo harás o no?
- Sí, está bien, yo te cubro... - apenas di media vuelta y escuché un susurro de su parte - Ninfómano.
Decidí hacer caso omiso a las últimas palabras de Alan y regresé con Samira. La tomé del codo y la guíe hasta la habitación en la que me estaba quedando.
Al llegar puse el pestillo en la puerta y en eso Samira se me vino encima y nuevamente comenzamos a besarnos. Una vez más quiso pasar sus manos sobre mi cuello y tuve que cambiar la posición dejándola a ella apoyada en la puerta. Tomé sus manos para poder colocarlas encima de su cabeza y las sostuve con una de mis manos.
- Te dije nada de tocar - dije de forma seria - Lo vuelves a intentar y todo esto termina aquí.
Ella asintió totalmente sumisa a mis palabras. Me alejé un poco de ella y le dije que se quedará de esa manera, que no se moviera para nada.
- Muy bien, ponte de rodillas - la miré fijamente a los ojos. Ella me frunció el ceño de manera confundida - Ahora.
Ella al escuchar la seriedad de mi voz hizo caso inmediatamente y en menos de dos segundos ya la tenía hincada frente a mí.