CAPÍTULO 14
Toqué la puerta, expectante. Mis manos sudaban. Amenadiel permanece a mi lado. Desvió mi rostro hacia mi izquierda donde él está y lo encuentro mirándome.
Me regala una media sonrisa y vuelve la mirada hacia el frente.
—Si tengo el rostro sucio debes decírmelo —le digo, ruborizándome.
Dios. Aquel hombre es tan perfecto que asusta.
—Te amo.
Abro los ojos bien grandes en cuanto lo escucho. Abro los labios para responderle, pero me veo interrumpida en cuanto la puerta se abre y los ojos grises de mi hermano Matt se clavan en nosotros.
De pronto se asoman el rostro de Max y el de una chica más pálida que el papel que posee un cabello lacio y rubio espectacular que roza sus hombros.
—Por fin —dice uno de ellos, pero no distingo quién fue.
Estoy tan aturdida por la confesión de Amenadiel que no me doy cuenta al instante de que mis hermanos me están envolviendo en un cómodo abrazo.
Sonrió de oreja a oreja al ver aquellos dos grandulones invaden mi espacio personal. Ay que lindo. Huele a colonia cara de hombre, al borde de que ya comienza asfixiarme.
Levanto el rostro hacia Matt, quien me ha sorprendido más por su afecto. Él es una persona realmente distante.
—Bienvenida a casa Aria —me dice en voz baja y vuelve a pegarme la cabeza contra su pecho mientras Max acaricia mi cabello, haciéndome sentir de pronto un beso en la coronilla.
Se me estruja el corazón. Realmente me han echado de menos.
Se apartan de mí y de pronto la mujer rubia da un paso en mi dirección. Tiene unos ojos tan claros como el cielo que están decoradas por unas pestañas largas y unas mejillas delicadamente rosadas. Es preciosa.
Lleva puesta una sudadera que no es de su talla color gris, unos pantalones de algodón del mismo tono y unos tenis.
—Hola Aria, soy la esposa de tu hermano Max, Ada Gray —me tiende una mano que estrecho en seguida.
—Gracias por aclararme que eres mi cuñada, ya tenía ganas de pedirte tu número —bromeo, sonriéndole —. Un gusto conocerte.
Ada sonríe, tímida y se echa hacia atrás. Creo que cada movimiento que hace esa mujer parece sacado de la realeza...
Hasta que llego a la conclusión de dónde proviene tanta belleza.
—Dios mío —miro a Max —¡¿Te casaste con la hija de Afrodita?!
—Qué nivel ¿no? —alardea. Hasta que se pone serio al verme enarcar una ceja—¿Qué? ¿Acaso no piensas que soy demasiado hermoso y digno como para estar con ella?
Miro a Ada.
—¿Cómo es que soportas tener a un pelirrojo egocéntrico?
—Me ama y tiene dinero —se encoje de hombros y tira de él tomándolo de la mano —. Vamos adentro y dejen de sofocar a su hermana que seguro está agotada y hambrienta.
—¿Eso no lo hace tu sugar daddy? —insisto sobre el tema.
Ada y Max intercambian una íntima mirada. No responden.
—Aria tenemos que hablar —me recuerda Matt.
Asiento con la cabeza y dejo que todos ingresen a la casa. Amenadiel se mantiene al margen, respetuoso con sus manos entrelazadas contra su vientre hasta que tenemos por fin un momento a solas.
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Sedúceme si puedes (libro 3 TRILOGIA SAGA EL PECADO DE LOS DIOSES)
RomanceAria Evans es una diosa que tiene a todo hombre a sus pies. Es consciente de ello y la hace sentir con poder. Pero aquella belleza es invisible para el resistible Dante, su amor no correspondido. Muere por él y mataría por conseguir su atención. O...