FINAL

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Gracias de todo corazón por leer esta historia :)

Te dejo mi instagram por si quieres conocer más historias mias: 

FINAL.

Depositan lentamente una coronilla de pétalos realizados con oro puro. Otras manos se ocupan de rodear mi cintura con un lienzo del mismo material. Atan dos tiras del vestido inmaculadamente blanco en mi nuca, un nudo sencillo que desatará en un par de horas mi futuro esposo.

Deja ver mi escote y es ajustado al cuerpo. Una delicia.

Unas manos se ocupan de darme unas sandalias que serán atadas hasta mis rodillas. Otra dama de compañía se ocupa de trenzarme el cabello negro.

El vestido llega hasta mis rodillas, rompiendo con el reglamento real del Olimpo. Todas pueden cortar su vestido hasta donde se les dé la gana. Una regla que hoy mismo lanzaremos con Amenadiel.

Las cortinas que dan directo al balcón y que son de un tono salmón se agitan por el ingreso de un viento cálido como solo lo tiene el verano. Allí siempre es verano y cuando viene mi madre hay primavera. Las flores no se marchitan, la lluvia no aparece.

No hay oscuridad.

Las puertas de la enorme habitación se abren. Hera, la madre de Dante y ex esposa de Zeus aparece finalmente.

Cabello castaño, ojos azules y tes morena. Una mujer hermosa con aire de superioridad y a quien nadie se atreve a pisarle los talones. Dante la había personificado completamente distinta cuando bajó al Inframundo.

Hago un movimiento con la mano para que las damas dejen de arreglarme para la boda. Hago una reverencia para Hera.

—Supongo que tu nerviosismo te tiene cegada —me dice sabiamente —. Solo he venido con la intención de decirte que no te guardo rencor, Aria Evans Voelklein.

Remojo mis labios, sorprendida por sus palabras. Ni siquiera esperaba que viniera a verme un día tan importante como hoy.

—Conozco tu historia y porque te marchaste del Inframundo a tan temprana edad. Quisiste huir de un monstruo como tu padre y ascender para sentirte segura y así, nadie vuelva a lastimarte como lo hizo él —camina hacia mí y toma mis manos —. Aquí estarás a salvo, querida.

Mientras hablaba mis ojos se fueron empañando poco a poco y el nudo en la garganta crecía. Evado las ganas de llorar, asintiendo. De pronto empiezo a respirar con dificultad, llevándome una mano al pecho.

Siento como si hubiese corrido una larga maratón en donde los lobos te persiguen, estas en peligro y necesitas salvar tu vida cueste lo que cueste. Y hoy, llegué a la meta que creí dar por perdida.

Rompo en llanto a los gritos, las lágrimas me queman tras caer por mis mejillas. Mi boca está seca. Aún no puedo creer que finalmente estoy aquí.

Me llevo la muñeca a la nariz, tratando de respirar con normalidad, pero no puedo, el ataque de llanto es más fuerte.

—Ya estás a salvo, cariño —Hera me susurró mientras me abrazaba, consolándome —. No lo hiciste por codicia, no lo hiciste por maldad, lo hiciste para que nadie siguiera dañando aquella niña de cinco años que pedía auxilio pero que nadie escuchaba.

Mi rostro cae en su hombro. Se siente tan bien. Sus manos acarician mi cabello.

Estoy a salvo.

Dejamos de abrazarnos en cuanto un mensajero entra a la habitación. Vuelvo a ser la joven discreta y con una sonrisa plantada en mis labios. Hera toma mis manos.

—Ya está todo listo para que la futura reina camine por el altar —nos anuncia el niño de cabello cobrizo con esmoquin blanco.

Tomo una bocanada de aire. Abro los ojos como platos en cuanto veo que Amenadiel tiene la intención de cruzar la habitación por más que los guardias se lo nieguen.

—¿Por qué no me dejan pasar? Quiero ver a la novia —escucho que insiste con gran capricho.

—Es de mala suerte señor —se lo niega el guardia —¿Acaso no vio películas románticas?

—¡Fui líder de un fan club de un cantante reconocido mundialmente y soy hijo de Cupido! ¿acaso no cree que soy lo suficientemente romántico?

—¿El cantante es Cristian Castro? —le pregunta uno, sorprendido.

—¡¿Cristian Cas...?!¡Voy a hacer de cuenta que no oí eso, mocoso!

—Debe ser Chayanne —le responde un guarda por lo bajo al otro.

Amenadiel claramente no lo escuchó si no le hubiera dado un puñetazo.

Me acerco a la puerta soltando la mano de Hera y bajando del banquito en el que me tenían las damas para alistarme.

Entonces lo encuentro forcejeando con los que protegen mi puerta. Se calma en cuanto me ve. Sus pupilas se dilatan. Se aclara la garganta mientras se acomoda la corbata azulada.

Lleva un esmoquin completamente blanco y unos zapatos del mismo tono que la corbata. Se ha rapado más la cabeza, logrando que su rostro se vea muchísimo más atractivo.

Levanta las cejas.

—¿Yo me casaré con esa hermosura? —le dice Amenadiel al guardia, consternado.

Me sonrojo, agachando la mirada.

—Sí y es sexi —añade el guardia, mirándome de forma descarada.

Amemadiel deja de sonreír al instante, lanzándole una mirada asesina.

—¿¡PRIMERO CRISTIAN CASTRO Y AHORA ESTO!?—le grita Amenadiel, al borde del colapso mientras lo toma por la tela de su cuello. Desvía sus ojos hacia mí —¿Puedes mandarlo al Inframundo?

Veo palidecer al guardia.

Niego con la cabeza con la ceja enarcada.

—Te mantendré vigilado—se lo jura Amenadiel, resignado.

El guardia asiente, frenético. Él lo suelta y viene hacia mí y me levanta del suelo. Me da una vuelta, haciéndome reír.

—Te dije que algún día serías mi reina —me dice Amenadiel, acariciando su nariz con la mía.

Acaricio su rostro. Él cierra los ojos hechizados por mis caricias.

—Jamás te vi sonreír tanto, hijo de Cupido.

—Tú eres el motivo de mi sonrisa, Evans ¿estás lista para hacer de este sitio un lugar mejor?

Deposito un beso en su mejilla. Él sigue sosteniéndome con fuerza, enormemente enamorado.

Deseaba ser una diosa. Aspiraba a serlo con todas mis fuerzas.

Pero el destino tuvo algo mejor para mí.

Hola olimpo, soy tu nueva puta reina. 

Sedúceme si puedes (libro 3 TRILOGIA SAGA EL PECADO DE LOS DIOSES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora