12. Buscándote

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Ella no tenía en cuenta cuántas habían sido las veces que él la había salvado. Y al igual que ella, él se sentía igual.

Kirito había recorrido Alfehim buscándola cuando ella había sido encerrada por el mismo hombre que en la realidad quería arrebatársela. ¡Y cuánto había llorado por ella!

—Estoy buscándote, Asuna.

Kirito se lo repetía una y otra vez, mientras en ese camino creaba nuevos lazos. Mismos que en ese camino desesperado por encontrarla, sentía que eran frágiles, porque nada podía terminar ni comenzar si no la encontraba a ella.

Y luego de recuperarla, la tranquilidad inundó su corazón y ese amor que una vez torpemente creyó que era virtual, nacía renovado en su pecho al verla, al finalmente sentir el calor real que ella le daba y solo descubrió que no importaba el mundo que fuera, su Asuna, siempre sería ella misma.

Pero no todo podía ser felicidad. Ella tuvo que ver a su corazón detenerse después del ataque de un fantasma del pasado. Verlo en coma, oír esa absurda posibilidad de que jamás pudiese volver a caminar, a hablarle o siquiera a mirarla, era desesperante, abrumador.

Y luego simplemente desapareció.

—Estoy buscándote, Kirito kun.

Así lo hizo. Una isla flotante albergaba esa única esperanza que su amado tenía para recuperarse y ella había recorrido esos kilómetros hasta alcanzarlo. Había ingresado a ese mundo solo para buscarlo, para sanarlo y allí se quedó para amarlo por doscientos años.

Asuna se removió en el asiento del jardín del instituto de supervivientes y abrió sus ojos mirando la brisa mover las hojas verdes. Había cerrado sus párpados recargada en el hombro de su amado espadachín. Él suavemente acariciaba su mano y compartían un silencio cómodo.

—No importa qué pase, siempre te buscaré.

Asuna había roto el silencio. Las palabras habían brotado sin que ella las pensara. No lo miró, simplemente mantenía su mirada avellana en el cielo azul.

Él solo pareció meditar tranquilamente lo que Asuna había dicho, o así lo pensaba Asuna. Mas por dentro, Kirito no pudo evitar sentir la contracción en su pecho; y no era por dolor, tampoco angustia o nostalgia. Era amor.

Él la amaba.

Con lentitud, Kirito se levantó y elevó sus brazos en dirección de ella, tan despacio, que Asuna creyó por un breve instante que no la alcanzaría, como si esa imagen se quedara estática y encapsulada en un abrazo que nunca llegaría. Aunque llegó con firmeza, no era un abrazo tranquilo.

—Sin importar la distancia, o si es otro mundo, Asuna, yo siempre te buscaré, así que por favor, nunca dejes de buscarme tú tampoco.

No había mentiras ni exageraciones en sus palabras. Asuna correspondió la caricia y se aferró con fuerza al cuerpo de Kirito. Se miraron a los ojos y compartieron un tierno beso. La suavidad de sus labios eran suficientes para calmar esa extraña aflicción que lo llevó a buscar refugio en su calor.

Buscarse, siempre. Era una premisa que ambosguardaban como un mandato sagrado.


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Nota de autor:

No sé si salió suficientemente fluff, sentí un poco de angustia, solo un poquito xD

Gracias y nos leemos mañana!

Día 12, cumplido!

31 días EndulzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora