17. La ropa de mí Novio

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¿Quién podría imaginarla así? Estaba horrorizada de sí misma. Estaba sentada sobre el regazo de él, con su espalda pegada al pecho sudado de Kirito y con sus piernas abiertas. Pero ya no era consiente de nada, o tal vez sí, porque no quitaba su vista de los profundos ojos negros de su amante reflejados en el espejo que había en la pared frente a ellos.

Él la tocaba mientras el contacto visual lo hacía todo más intenso y sensual.

Los movimientos circulares de los dedos de él entre los muslos de Asuna iban a provocar el tan ansiado clímax. Sus respiraciones jadeantes y el sudor haciendo brillar la piel desnuda de ambos era casi irreal. Y la mujer que ella veía en el espejo, era una completa desconocida para Asuna. Pero ese era el efecto que el hombre que la estaba llevando al éxtasis provocaba.

Y todo acabó. El sonido inconfundible de la puerta de la casa de Kirito resonó con eco.

— ¡Sugu!
Susurró con énfasis a Asuna que solo reaccionó a buscar su ropa. ¿Dónde había quedado?

No lograba encontrar más que su ropa interior que estaba en el piso de la habitación de Kirito.

— ¡Maldición!

— ¿Qué ocurre?

Él ya se había cambiado y extrañamente se sonrojó al verla solo en lencería. Era tan hermosa y la parte baja entre sus piernas volvía a despertar al recordar cómo la tenía hace apenas unos segundos.

— ¡Kirito Kun! ¡Reacciona!

—Onii chan, ¿está Asuna san contigo?

Esa pregunta detonó la memoria de ambos, la ropa de ella estaba en la sala.

— ¡Haz algo!

Le dijo suplicante. Moriría de vergüenza si Sugu veía su ropa en la sala. Por alguna razón a Kirito le pareció tierno el gesto y el sonrojo de Asuna, más allá de la manera en la que estaba.

—Sí, señora.

— ¡Kirito kun! No bromees ahora.

—Lo sé, lo sé. Ponte esto.

Extendió una camiseta y un pantalón para ella. Aunque su amado espadachín era de complexión delgada, la ropa que le había dado le quedaba grande, pero era ponerse eso, o quedarse en ropa interior en la habitación de su novio y con su hermana pequeña preguntando por ella en la sala.

Se la había puesto rápidamente. Kirito bajó antes que ella, dando un suspiro cuando notó que el abrigo de Asuna cubría el resto de la ropa sobre el sofá, claro que un montón de cojines que habían acomodado para ver películas ayudaba en la labor de ocultar.

—Llegaste antes, Sugu.

—Hola. — Una ligera voz entre irónica y burlesca hizo sonreír a Kirito mientras rascaba su nuca. — ¿Estás solo?

Hizo el gesto de mirar tras su hermano.

—No, Leafa-chan. También estoy aquí.

Asuna estaba sonrojada, después de todo, llevaba la ropa de su novio. Sugu, por otro lado, enrojeció hasta sus orejas.

— ¡Podemos explicarlo! — Al unísono, Kirito y Asuna dijeron aquello, ante el silencio de la más pequeña, fue Kirito quien siguió. —Derramé bebida en la ropa de Asuna y me pareció mal entrar a tu habitación para prestarle tu ropa, así que le preste la mía.

Sugu pareció meditarlo un poco y, finalmente, tomó la oreja de su hermano — ¡Onii-chan! Por qué eres tan descuidado.

Aquello rompió con esa tensión que se había formado. Había sido una buena idea y Asuna se puso una nota mental de agradecérselo más tarde.

Poco después, los tres disfrutaban de una película en la sala. Sugu sentada sobre cojines en la alfombra y sobre el sofá, Kirito y Asuna recostados uno junto al otro, rozándose apenas los dedos. El aroma de Kirito permanecía en su nariz y no era solo porque estaba junto a ella, era su ropa. Asuna cada ciertos minutos tomaba la tela y la ponía contra su nariz creyendo que nadie la veía.

—También siento tu aroma si llevo mi mano aquí. — Un susurro la hizo mirarlo. Tenía su mano extendida entre su boca y su nariz. Rojo era poco para el color que tenía en su rostro Asuna.

—Ki-Kirito kun.

Lo dijo bajo, moriría por segunda vez de vergüenza si Sugu lo notaba.

—Ve a lavarte la mano. — Musitó tomando la mano y ante las risillas contenidas de su amado. Pronto terminó riendo con él tratando de no hacer ruido.

—Bien, tendrás que lavarla en algún momento, pero yo me quedaré con la ropa de mi novio.

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Nota de autor:
Bien, día 17 cumplido 💪 y lo dejó por aquí y me voy lentamente 🤭

31 días EndulzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora