25. Fin de Semana

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Se removió contra las mantas y con pereza abrió solamente un ojo. La luz ya traspasaba con toda la intensidad a través de las cortinas. Tardó algunos segundos en ubicarse en el lugar dónde estaba, el día e incluso el momento mismo. Cuando logró enfocarse y hacer desaparecer parte de la ensoñación en la que aún se encontraba, pudo prestar atención a la suave respiración que sonaba justo a su lado.

Sonrió por inercia en cuanto su vista se posó sobre ella. Era tan hermosa, tan suya.

Habían escapado de todos sus amigos para verse ese fin de semana ellos dos solos. Después de algunas copas y mucha conversación, habían ido a parar a un hotel cercano al bar donde cantaron incluso karaoke.

Eran amigos, los mejores desde que habían coincidido en una cátedra común en la universidad. Él había olvidado el lápiz y ella amablemente lo intuyó mientras se lo acercaba. De eso había pasado casi completo el semestre.

Los coqueteos eran una constante, pero nunca sabían si lo hacían en serio, o si era un juego entre dos amigos que rápidamente habían tomado mucha confianza entre ellos.

Ese "¿Estás coqueteando conmigo, Asuna?" Entre risas siempre era contestado por ella con un: "Lo hago descaradamente".

Y ese fin de semana, un beso inocente rompió todas las barreras y en ese mismo instante él se había dado cuenta que nunca podría verla como solo una amiga, le gustaba demasiado.

Asuna, la chica alegre y amable de larga cabellera avellana y hermosos ojos del mismo color. Toda la universidad volteaba a verla cuando pasaba por los pasillos y él, Kazuto, el chico de cabello negro centrado en su mundo de tecnología, la tenía ahí, junto a él. Cuando hubo tranquilizado ese galope furioso de su corazón, se detuvo a admirar a detalle a la chica aún dormida.

Tenía la nariz respingada, su perfil era bello, perfecto. Su piel era muy blanca, pulcra. Su cabello desordenado en un maravilloso caos sobre las almohadas y sobre ella, sábanas que se ajustaban a sus curvas como un espectáculo a sus ojos oscuros. Era dolorosamente bella y siendo sincero consigo mismo, describirla era imposible para él en ese momento, estaba hipnotizado por la noche anterior.

La había hecho suya o quizá ella lo había hecho suyo. Era difícil entrar en los detalles de quién había enloquecido a quién, aunque con toda seguridad él podría jurar que él se postraría una y otra vez ante el altar entre sus piernas y los hermosos valles que adornaban su cuerpo. Tragó el líquido que se formaba en su boca de solo recordarlo.

Contuvo la respiración cuando un sutil sonido abandonó la boca de Asuna, la que se removía entre las sábanas y contra él.

Su mente no razonó palabras y solo dibujo una sonrisa en anticipación a encontrarse con sus ojos avellanas.

Era sin duda un gran fin de semana, uno que comenzaba una linda historia de amor.

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Nota de autor:
Día 25 listo y llegué apenas xD
Gracias y nos leemos mañana

31 días EndulzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora