Ella estaba parada en el borde de esa isla en el cielo. La porción de tierra llena de vegetación de brillante verde, flotaba sobre ese inmenso desierto rojo que había bajo ella. Una enorme caída que parecía un abismo, no encontraba otra forma de definir lo que sus ojos avellanas estaban viendo. Trató de recordar cómo era antes de que su amado abriera paso al cielo estrellado, eliminando pronto el rojizo cielo que parecía teñido en sangre. Ahora en cambio, se abría un cielo azul infinito hasta donde podía ver y una indescriptible paz la inundaba mientras aferraba más su mano a la de su compañero.
Lo miró instintivamente, un ligero espasmo sacudió sus hombros sin que el chico a su lado lo notara. Por primera vez en varias semanas, podía verlo tranquilamente de pie, a su lado. Ese sentimiento la abrumó algunos segundos por dentro. Cuando volvió a sus sentidos, una cálida pero tenue sonrisa abandonó sus labios, flotando lentamente a los oídos del joven que, al igual que ella, contemplaba en silencio el cielo despejado.
—Entonces, ¿cuánto tiempo estaremos aquí?
Preguntó con serenidad, una que sorprendió al chico de cabello negro. Por supuesto que ella sabía que ese tiempo sería largo. Por eso cuando él mencionó la respuesta, Asuna estaba preparada para aceptarla y acogerla como una bendición.
—Parece… que no menos de doscientos años.
—Está bien, incluso mil años serían pocos si estoy contigo, Kirito kun.
Había tanta sinceridad en sus palabras y tanta determinación en sus acciones, que por un segundo todas las emociones y pensamientos de Kirito se acumularon en sus ojos y ella pudo notarlo, pero guardó silencio, sonriendo para él.— ¿Vamos?
Esa era más que una simple palabra, mucho más. Ambos lo sabían. El hecho de estar de pie al borde de la nada, en un mundo nuevo que los esperaba, sin la certeza de volver a su propio mundo, pero aun así, dedicándose una sonrisa y un lazo que los llevaba a entrelazar sus dedos con más firmeza.
Eran acciones, todas las que habían tenido hasta ese momento de encuentro. Acciones que ella tomaba para acompañarlo siempre, para amarlo, incluso si fueran mil años más. Esa sola conclusión lo inundó. ¿Qué habría hecho él? Pensó infantilmente, porque la respuesta nunca estuvo en duda, hubiera elegido quedarse con ella.
—Sí, vamos, Asuna. Un mundo nuevo ha nacido.
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Nota de autor:
Día 16 👌
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31 días Endulzados
FanficFlufftober 31 historias cortas -una por cada día del mes- con motivo del reto de octubre días endulzados. KiriAsu.