Capitulo 37

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¿Por qué estaba haciendo esto? Me pregunte.

La noche había caído ya, caminaba lentamente hasta la habitación en donde descansaba Kyojuro, fruncí mi ceño al quedar en frente de la puerta, toqué mi rostro sintiendo mis mejillas más sonrojadas de lo normal.

Podía a ver ignorado aquella nota que paso por debajo de la puerta de la habitación, ¡Pero no!

Aquel papelito solo decía mas que un "¿Puedes venir hoy en la noche?" pero fue suficiente para que me avergonzara al leer la firma del autor de aquella nota y además de pensar las diferentes razones del porque quería que yo fuera a verlo.

Tampoco mentiré que sobre pensé la situación.

-Piensa claro...- me dije a mi misma, solté un suspiro y moví mi mano tomando el pomo, pero la puerta fue abierta fugazmente mostrando al rubio con una sonrisa

- ¡Viniste! – agarro mi mano rápidamente y me jalo para estar dentro de su habitación, parpadee varias veces al encontrarme entre sus brazos, su barbilla descansaba en mi cabeza, podía sentir sus manos acariciar mi espalda.

Mi rostro se tornó de rojo, pareciera como si me estuviera derritiendo completamente, tome fuerza y lo aleje un poco de mí.

-Uh... ¿Por qué me llamaste? – regulé mi tono de voz tratando de no sonar tan nerviosa, desvié mi mirada en cuanto pude sentir la suya sobre mí

-Oh, te has recogido el cabello de manera diferente – una de sus mano tomo un mechón de mi cabello colocándolo con delicadezas detrás de mi oreja.

No mentiré, me había arreglado un poco pero que él lo notara me hacía sentir rara.

– Te ves linda -.

-No digas esas cosas ahora –

- ¿Por qué no? – su pregunta inocente parecía ponerme a mí como la mayor mal pensada del mundo

- Porque estamos solos y... ¿Por qué me llamaste? – la pregunta era necesaria para desviar la atención de lo que había dicho anteriormente, cruce mis brazos

-Quería pasar tiempo contigo – soltó- la mayoría duerme ahora y no creo que te vean – dio unos pasos atrás hasta llegar cerca de unos cojines en los cuales se sentó- ¿Tal vez fui muy inoportuno? – su mano dio unas palmaditas al cojín de alado

- Tal vez – respondí, sujete mi brazo con nerviosismo, camine hacia el sentándome junto a él, abrace mis piernas y piñizque un poco de la tela de mi ropa, calmar mis nervios parecía imposible, su brazo rozaba con el mío y era insoportable por el simple hecho de que no podía poner mi cabeza en blanco, tampoco era fácil verlo, por tal motivo mi mirada estaba en el piso del tatami.

¡Maldito libro y sus metáforas! – me queje en mis pensamientos

El rubio bajo su mirada hasta donde estaba apretando la tela, alzo sus cejas y volvió a mirarme a mí.

- ¿Estas nerviosa? -pregunto, su mano busco la mano con la que realizaba los pequeños apretones y me detuvo -Siempre haces eso con tus manos cuando estas nerviosa- gire mi cabeza rápidamente

- ¡¿Cómo lo...?! –

- ¡Me doy cuenta de todo! – la carcajada resonó en la habitación, me había puesta tan roja,

Si él se daba cuenta de todo entonces....

¿Cuántas veces habrá visto mi cara toda nerviosa y roja por la simple presencia de él?

¡No!, no puedo con tanta vergüenza.

-También se lo que estás pensando – aquel comentario podía tener muchos significados, pero con aquel tono bajo en su voz y sus ojos entrecerrados aquel significado se tergiverso, mis ojos se abrieron más de lo normal y cuando cerro sus ojos para parpadear yo ya estaba en el otro lado de la habitación a punto de explotar – ¡Eres rápida! Ni siquiera te escuche – exclamo con orgullo – Pero... ¿por qué te alejaste? – pregunto, su expresión indicaba que no tenia idea de lo que había pasado por mi mente, coloco su mano en su barbilla parecía pensar en la situación– Si... – murmuro – Tal vez me equivoque –

You are my lightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora