Capitulo 42

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¡Ah! los pequeños momentos felices, inolvidables y alegres.

El rubio se sentía realmente feliz, aunque claro sus preocupaciones no las dejaba de lado y ahora que estaba en la aldea de herreros podía mandar a que le den mantenimiento a su katana, la pelea de aquella vez le había dañado el filo y por la misión futura que se acercaba era necesario que esta esté como nueva.

Y así estaba esperando a que su katana estuviera lista, tenía sus brazos cruzados y el cuerpo apoyado en uno de los postes cerca de aquel taller, miraba hacia el camino que Himawari había tomado horas atrás y aunque no le contó mucho, al parecer una de sus hermanas estaba en ese lugar.

Aun así estaba pensando en tal vez ir al cuarto después para ir con ella a comer algo y hablar de su día y tal vez...solo tal vez poder disfrutar juntos de algo , después de todo aunque él no tenía misiones y ella tampoco aun así estaban ocupados en diferentes cosas

Una voz lo llamo por el lado izquierdo, trato de mirar quien era pero por la ceguera permanente en aquel ojo aun no se acostumbraba del todo.

-Señor Rengoku – llamo un herrero – No es necesario que espere aquí ...puede descansar en su cuarto, yo le hare llegar la katana – el nombrado giro a verlo

-No importa puedo esperar...-

- ¿De verdad? ¡Ay! Es que...-

- ¿Qué sucede? – aquel herrero se veía nervioso y aunque no veía su rostro podía notar por el tono de voz

-No quiero sonar grosero...no me gusta que nadie este por mi taller para serle sincero –

- ¿Es eso? – el contrario asintió frenéticamente - ¡No te preocupes por eso! Entonces me retirare –

El herrero era de esos nerviosos que no les gusta que le vean hacer su trabajo, Rengoku entendió y se marchó, fue directo hacia su habitación pero en el camino se encontró con alguien quien lo saludo amablemente como si lo conociera.

- ¡Rengoku-san! – llamo - ¿Qué hace aquí? – la femenina palmeo un poco su cabeza por la pregunta tonta que había hecho – Jaja disculpe ¿Cómo se encuentra? - su sorpresa fue grande cuando reconoció la voz.

- ¡Vaya! Eres tú – soltó asombrado, Rengoku no esperaba que Yui Hoshikawa este ahí era más lógico pensar que una de las hermanas cazadoras estuviese en ese lugar por el trabajo que tenían, aun así nunca se lo espero - ¡Muy bien! muchas gracias ¿Qué es lo que te trae por aquí? – pregunto, miro hacia todos lados buscando alguna señal de la pelinegra - ¿Y Himawari? –

Yui quedo en silencio por aquella pregunta.

-... ¿Himawari? – parpadeo repetidas veces y le dio vueltas al asunto ¿Por qué Rengoku preguntaría por su hermana menor? ... ¡Y además la había nombrado por su nombre!, Yui carraspeo - Mi hermana se quedo hablando con el padre de mi esposo –

Un silencio incomodo se formo en los dos por falta de información, hasta que el rubio  rompió aquel ambiente.

- ¿Te casaste? -pregunto, Yui asintió - ¡Felicidades! Debe ser un recuerdo alegre –

-Así es...- contesto cortarte – Me doy cuenta que usted sabe que mi hermana está viva –

-Bueno, la he estado acompañando hasta este lugar, no hace mucho también  me entere –

- ¿Ah sí? ¿Por qué la esta acompañando? - 

-...-  Rengoku no sabía que contestar, la vocecita en su cabeza indicaba que era mejor esperar a que la pelinegra llegara y resolver todas las dudas de Yui aunque por dentro tenia unas ganas enormes de decirle a su hermana que estaban saliendo y de una vez preguntar si tenia su aprobación, una pregunta realmente no tan importante pero con los debidos  modales – Soy ...-

You are my lightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora