Capitulo 38

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Yashiro veía su reflejo en el espejo de la cómoda, su globo ocular y parte de su cabeza habían sido destruidos horas atrás por aquel hombre de cabellos negros y ojos fríos, al ser órganos con tejidos complejos tardaría en regenerarse.

Pero la humillación, aquellos golpes y esas miradas de superioridad no le quitarían el odio y resentimiento que estaba sintiendo desde el fondo de su alma y corazón.

Claro, si los tuviera.

Su puño se cerro con fuerza dando un puñetazo directo al espejo, los pedazos cayeron al suelo y ahora su reflejo estaba roto, las partes fragmentadas de su reflejo le hacían recordar el dolor de su vida anterior.

¿Alguna vez fue feliz?

Si, talvez, pero no duraba mucho.

Sus pensamientos divagaron en lo poco que recordaba, la familia que tenía y el clan, a Kosuke y la primera vez que lo vio y en su hija.

Esa niña con suerte.

Sus reminiscencias dieron en aquel día cuando había dado a luz y como por arte de magia volvió a sentir el dolor en su vientre, aquel característico dolor que la hizo llorar y gritar, el olor a tierra mojada y sudor apareció de igual manera

De un momento a otro se encontraba viéndose a sí misma, a esa vieja versión suya la cual pujaba con fuerza, Yashiro se vio ahí, sola en una mugrosa casa abandonada muy lejos del pueblo nadie la había asistido en su inminente parto y sin embargo aunque deseaba con todas sus fuerzas de que aquel producto de su vientre no estuviera en su interior, se consolaba con el hecho de que si la iba a tener al menos trataría de ser una buena madre.

¿Pero qué había pasado?

Frunció su ceño al verse llorar, su hija había nacido muerta y lo recordaba perfectamente, aquella tonalidad fuera de vida y el desespero de revivirla, vio como la tomaba entre sus brazos y la apretaba.

La vida no parecía sonreírle.

Y entonces derrotada y adolorida pensó en cavar una tumba, pero la perversidad de su mente solo la hizo sonreír, iba dejar el cuerpo en las afueras de la casa de Kosuke.

Se suponía que causaría un gran dolor en él, pero aquello no paso, milagrosamente aquel bebé sobrevivió.

¿Por qué aquel bebé que había salido de su vientre la rechazaba?

Vio de lejos como Naoko corría hacia el bulto que había dejado estratégicamente al frente, cuando ella lo tomo en brazos y deslizo delicadamente aquellas mantas sucias, el llanto de aquel pequeño ser no se hizo esperar.

Vio a su antigua yo como extendía el brazo hacia su hija pero estaba tan lejos que no podía alcanzarla, las nubes de la mañana se despejaron y los rayos del sol iluminaron hacia aquel lado.

Y fue ahí donde se dio cuenta que la luz no la tocaría a ella, que nunca sentiría la calidez de aquellos rayos ni aunque estuviera debajo de un cielo despejado.

Apretó con fuerza las telas de su kimono, su expresión se ensombreció, estaba decidida, los iba a matar a todos.

Si Dios la había abandonado , entonces ella abandonaría la poca humanidad que tenia.

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Decir que todo estaba saliendo de acuerdo a su plan seria estar mintiendo.

Misae estaba caminando por el sendero con la ayuda de un bastón que le había dado Kocho antes de partir, hablaba tranquilamente junto con el rubio quien guiaba la conversación en todo momento además de permitirle educadamente de que se apoyara en su brazo.

You are my lightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora