Capitulo 4.

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Conducí lo más rápido que podía hacia mí departamento.

—Mierda, mierda, mierda.— Golpeaba el volante con ansiedad. —Es tarde, muy tarde.

Entre como alma que lleva el diablo dentro de mi hogar y fui directo al baño.
Me di la ducha más rápida de mi vida, por suerte siempre fui rápida para esto.

Busque en mi armario unos de mis conjuntos de oficina y me cambié velozmente.
Cepille mi cabello y ni siquiera me preocupe en secarlo del todo o maquillarme.

Tome mis cosas y me dirigí al edificio en donde estaban las oficinas de mi padre Levi.

—Por favor espero no cruzarme con papá, por favor, por favor...

A pesar de ser su hija, eso no quitaba que sea súper estricto conmigo. Para él en el trabajo, era una empleada más.

Estacione, salude a la recepcionista al entrar y subí al piso nueve, que es donde está mi oficina.

Al abrirse las puertas del ascensor, me topé con la persona que menos deseaba.

—_______ al fin llegas.— Dijo mirándome seriamente.

—Eren, buenos días.— Conteste de la misma manera y pase a su lado, dirigiéndome hacia mi lugar de trabajo.

—Espera.— Habló detrás de mi.

—Como veras estoy apurada, no quiero toparme con mi padre.

—Lo se, te esta buscando.— Sé posicionó frente a mi. —Ten.— Me tendió un café recién comprado.

—Gracias, no desayune.— Le agradecí apunto de darle un sorbo a la bebida.

—No es para ti. Solo sostenlo por mi.— Dijo con superioridad.

—¿Que?.— Separe el vaso de mi labios y lo mire molesta. —Vete a la mierda, ves que llego tarde y-

—________.— La voz de mi padre me calló de inmediato. Me giré a verlo, Eren hizo lo mismo.  —¿Donde estabas?.— Preguntó cruzado de brazos.

Comencé mi día como la mierda. Lo típico.

Yo la envíe a que me compre un café.— El ojiverde me quito el vaso. —El de la máquina de aquí no me gusta.

Ah si... Soy secretaria de mi querido cuñado.
Mi vida es tan lamentable.

Eren es uno de los contadores de mis padres.

De acuerdo.— Miró al castaño. —Vamos a mi oficina, necesito que revises unos de los recibos que llegaron ayer.

Claro.— Le contesto y me miró a mi. —Ya puedes ir a hacer lo que te dije hoy ________... y gracias por el café.

Seguro.— Conteste y caminé hacia mi escritorio.

No tenía idea que tenía que hacer porque ayer había terminado con todo lo de la semana y no me había ordenado hacer nada más.

Cuando llegue habían unos documentos, un vaso de café y una nota.

"Aquí tienes un americano como te gusta. No tengo idea de porqué llegas tarde, pero seguro no desayunaste, así que bébetelo. En esos documentos están los precios de los productos por ingresar. Están en euros, necesito que pases el precio a dólares y le sumes el costo de los impuestos".

Suspiré y me senté en mi silla, recostándome contra el respaldo.

Tome un sorbo de la bebida. Seguía caliente y estaba delicioso.

Filofobia - Jean Kirschtein x Lectora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora