Capitulo 7.

318 33 8
                                    

¿Por esto me dijiste todo eso ayer?.

¿Por esto te comportabas de esa forma?.

Querías asegurarte de que yo también tenga a alguien en mi vida para que esta noticia no me afectara tanto.

No eras amable, sentías culpa. Por eso actuabas de esa manera.

No me extrañabas, solo te sentías agobiado, con la necesidad de tratarme así y decirme esas cosas.

No cambiaste en nada, sigues y serás siendo el Eren de estos últimos años. El egoísta que solo prioriza su bienestar y las cosas que lo benefician.

El que siempre me vio como un objeto y utilizaba cuando peleaba con Mikasa o querías escapar un poco de su relación.

Y yo seguí siendo la tonta que creyó en ti, a pesar de todas las cosas que me hiciste y soporte.

En el momento en que terminamos de brindar. 
Todos nos volvimos a sentar y hablar del tema.

Me sentía inquieta, con desesperación. Quería salir corriendo y gritar tan fuerte como pudiera para descargarme.

Pero no podía hacer eso, tenía que quedarme aquí y fingir estar feliz por la noticia. Por más que dentro mío me sentía como la mierda.

Luego de pensarlo un momento y no soportarlo más, me levante de la silla. —Permiso, paso al baño...— Murmuré.

Eren me miró y sentí como me siguió con la mirada hasta que desaparecí por el pasillo.

Al darme cuenta que ya nadie podía verme, corrí hasta el segundo piso y me encerré en el baño dentro de la que solía ser mi habitación.

Como nunca lo había hecho antes, lloré con desesperación y una fuerte angustia. Mis fuertes sollozos sonaban y retumbaban por toda la habitación.

Me agite, fue impossible no hacerlo. No podía controlar mi respiración.

Tenía suerte de que la casa sea grande, no me escucharía nadie. Tal vez uno que otro empleado. Pero se qué harían como si no escucharan nada. No les incumbía.

Me sentía triste, pero sobre todo molesta.
Molesta conmigo misma por ser tan estupida, tan ingenua.

No quería salir, quería seguir llorando. Hasta deshacerme con mis lagrimas. Pero tenía que volver. Volver y fingir un poco más hasta que ponga una excusa y pueda marcharme de una vez a mi departamento.

Lave mi cara y retoqué un poco el maquillaje corrido. Puse la sonrisa más falsa de mi vida. Pero se veía convincente. Aunque mi voz se escuchaba congestionada y los ojos los tenía aún rojos. Pero no podía hacer nada más.

Baje otra vez. Me senté en mi lugar y conversé con todos de manera alegre. Después de una hora más, decidí que ya era tiempo de irme.

—Bueno, creo que ya se me está haciendo tarde.— Me levante de la silla y sin dudarlo rápidamente tome mi bolso y abrigo.

—¿Ya te vas ________?.— Preguntó Carla en un tono triste. —Creí que nos quedaríamos más tiempo juntos, pasó tanto...

—Si, lo siento.— Hice una mueca. —Estoy cansada y creo que con gripe, no me siento muy bien... pero fue agradable verlos y volver a compartir.— Les sonreí.

—De acuerdo, ve y descansa hija.— El azabache se levantó y me abrazó de costado sobando mi brazo.

—Si te sigues sintiendo mal nos llamas.— Dijo ahora el rubio.

—Si, no se preocupen. Tomare algo y dormiré.— Les sonreí para tranquilizarlos.

—Adiós mi ____ bella, me alegro verte.—
Me abrazo con fuerza, sobando mi espalda.

Filofobia - Jean Kirschtein x Lectora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora