Regulustober | Fictober 2021

Montaña

• Kreacher & Regulus Black •

- ¡Vamos Kreach!

El pequeño Black le gritaba a su elfo para que lo siguiera por esa enorme colina.

Una vez al mes Orion y Walburga lo dejaban ir a esa "montaña" como al chico le gustaba llamarle. Kreacher siempre lo acompañaba porque su hermano habían dejado de ir con él hace mucho.

La colina estaba en un pequeño pueblo no muy lejos de Londres, se caracterizaba porque varias familias de magos vivían ahí, incluso podía compararse con un mini Hogsmeade porque había uno que otro establecimiento.

Cuando llegaron a la cima, Kreacher chasqueó los dedos y frente a ellos un mantel de cuadros azules y blancos apareció con una variedad de pasteles y bebidas. En el centro había un pequeño arreglo con los narcisos que Regulus recogió en el camino.

En el picnic solo comían postres hechos por el elfo y uno que otro había sido preparado con ayuda de Regulus.

A sus 10 años sabía que podía disfrutar más esos momentos con Kreacher que con su familia, su papá no lo dejaría comer tanta azúcar y seguramente su mamá no lo dejaría rodar por la colina como tanto le gustaba. Además Sirius ya casi no le hablaba y aunque eso lo hacía sentir mal trataba de disfrutar el día con Kreacher.

- Esta vez romperé mi récord, ya lo verás Kreach.

- Yo se que si amito Regulus, pero tenga cuidado de no lastimarse.

Regulus dejó su vaso sobre el mantel y gateando se acercó a la orilla de la "montaña" para dejarse caer rodando.

- Kreacher.

Regulus apenas susurró ese nombre en su alcoba cuando el elfo de la familia Black llegó a su lado.

- Dígame amo Regulus.- el elfo hizo una pequeña reverencia.- ¿Qué necesita?

La mirada de Regulus se entristecía con el paso de los años y Kreacher lo notaba.

Hace unos días Sirius Black había abandonado la casa y Regulus llamaba a Kreacher muchas más veces de las que le gustaría para hablar, aunque si era sincero no hablaban mucho. La mayoría del tiempo Kreacher se sentaba junto a él y Regulus dejaba caer su cabeza sobre las piernas del elfo, mientras esté dejaba caricias sobre su cabello.

Su cumpleaños número 14 había sido para Regulus el recordatorio de que crecer es una mierda y una farsa.

Su vida nunca mejoró desde que entró a Hogwarts, de hecho para Regulus se sentía como caer de la escoba en picada.

Recordaba como en su primer año le había contado a Kreacher que los chicos de su escuela decían que jugar a las escondidas era una tontería y que él fingía que tampoco le gustaban porque no quería desencajar.

En su segundo año fue seleccionado para el equipo de Quidditch y el estúpido de Potter y Sirius se habían burlado de como lo quedaba el uniforme.

En tercer año Sirius ya no le hablaba ni cuando estaban en casa y Regulus como siempre solo se refugiaba en su elfo. Kreacher era el único que lo escuchaba, él sabía si Regulus necesitaba hablar, estar en silencio o si un pequeño dulce le ayudaría.

- No quiero volver al colegio Kreach.

Regulus seguía con los ojos rojos por tanto llorar, al siguiente día sería 1º de septiembre y aún no estaba listo para cruzarse con su hermano. Kreacher por su parte acomodaba el baúl de Regulus mientras escuchaba atento.