• Melania Black & Regulus Black •
- Tonto Sirius, siempre se mete en lo que no le importa, lo odio, odio a mi papá, odio a mi mamá...
Melania escuchaba atenta a su nieto y sin hacer ningún ruido para perturbarlo.
Regulus estaba en una de las habitaciones en el último piso del 12 de Grimmauld Place donde solo había cuartos con retratos de familiares, lugares para guardar cosas que nadie usaba y la guarida del menor de la familia.
Un cuarto lleno de las antigüedades que a Regulus más le gustaban, el techo tenía un candelabro enorme y en el suelo había una alfombra con cojines de distintos tamaños y colores alrededor de una mesa de té.
- En mi cumpleaños, como es posible.
Melania no estaba muy segura de qué hacía Regulus, vio que el niño se movía de un lado para otro y ponía unas viejas decoraciones de navidad en las paredes, pero aún no iniciaba ni el verano, después encendió unas lámparas flotantes que si no estaba mal se habían usado en la fiesta que le hicieron a Andrómeda el año pasado por ser nombrada prefecta.
- Los odio son unos tontos, no los necesito, tonto papá, tonta mamá y tonto Sirius, puedo hacer mi fiesta yo solo, no necesito a nadie y menos a ellos.
- Ese no es un vocabulario apropiado para un jovencito.- Melania entró en la habitación sacando un susto a su nieto.
- Yo no... - Regulus no tenía muy claro que inventar.
- Será nuestro secreto.- Dijo Melania guiñándole un ojo y haciendo un movimiento como si estuviera sellando sus labios.
Regulus le regaló una sonrisa a su abuela, le hizo un seña a Melania para que tomara asiento y fue a uno de los muebles cercanos y sacó unas galletas. Se sentó junto a Melania en un cojín verde y le ofreció a su abuela tomar una galleta.
Melania agradecida comió una en silencio y veía a Regulus servir té, su tetera tenía forma de un pequeño elefante y las tazas tenían dos agarraderas simulando las orejas ¿cómo era posible que su nieto tuviera tantas cosas en ese cuarto?
Platicaron un poco sobre las clases de piano de Regulus y el pequeño muy feliz le contaba a su abuela que ya dominaba Frère Jacques, Melania se sentía muy orgullosa, Regulus siempre quería ser el mejor y su abuela sabía lo mucho que se esforzaba.
- Adivina qué tengo aquí Regie.- Dijo Melania señalando su pequeño bolso.
- ¿Mi regalo de cumpleaños? - Dijo Regulus sonriendo y Melania devolvió la sonrisa.
Regulus estaba bastante seguro de que eran sus dulces favoritos, su abuela siempre le regalaba una caja cada cumpleaños y en navidad. Se hizo el desentendido y levantó los hombros fingiendo que no sabía la respuesta.
Melania sacó una enorme caja rosa y dentro tenía una de las cosas por las que Regulus moriría o mataría. Delicias turcas.
Regulus aceptó la caja encantado y la abrió muy feliz, estuvo a punto de tomar uno pero se detuvo recordando sus modales y acercó la caja hacia su abuela para que ella tomara el primero. Melania aceptó un dulce encantada y acarició el cabello de Regulus dándole las gracias.
- Sabes que no debes comer todos en un día ¿verdad? - Melania le sonrió y Regulus asintió fingiendo un puchero con los labios.
- Gracias por venir a mi cumpleaños abuela, eres la única que vino.- Esta vez el puchero fue real y la voz se notaba cortada.
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Regulustober | Fictober 2021
Hayran KurguRegulus Black es el personaje principal y por eso merece un Regulustober. Serie de one shorts para el #fictober2021