Just a game [loki y tú]

[16. Broma]

Ambos están a cada lado del ascensor, ya calmados y sin intenciones de seguir discutiendo, por lo cual, Loki decidió romper el silencio.

—Él no te hará tan feliz como yo lo hice. —aseguró.

Ella rio.

—Nunca te rindes, ¿verdad?

—¿De verdad estás saliendo con él? —la miró fijamente.

Se mordió la mejilla internamente, hasta que negó con la cabeza.

—En realidad, no. Bucky y yo hemos sido amigos por siglos, lo sabes.

—Los amigos no se besan, ___.

Se permitió soltar un suspiro largo, y por fin, volteó a verlo directamente a los ojos.

—Loki, no podría salir con él... Aún te sigo amando a ti, lo acepto. —murmuró de brazos cruzados— Pero, ¿qué caso tiene hacerlo? Tú sólo me usaste, sólo era parte de tus juegos. Quisiera creerte cuando dices que me amas, pero es difícil hacerlo, quisiera confiar en ti, pero no puedo volver a arriesgar mi corazón. Creo que lo mejor es que las cosas se queden como están ahora.

El semblante del pelinegro cambió totalmente, se veía triste ante las palabras de la chica, pero debía aceptar las consecuencias de sus actos y debía entender que la había lastimado.

—Sí... Si esa es tu decisión, la aceptaré. —apartó la mirada.

—Gracias. —se acercó a él, sobándole la espalda, a lo cual el respondió con un asentimiento dudoso.

Se mantuvieron en silencio, siendo lo único que se escuchaba, el mecanismo del ascensor subiendo hacia sus habitaciones, pero de repente, la ojiazul volvió a hablar.

Le daría cierre a su relación, así como inició, terminaría.

—Oye, hagámosle una broma a los guardias.

—¿Qué? —la miró con el ceño fruncido.

—Una broma, será divertido.

—No.

—¡Por favor, amas hacer bromas juntos!

—Claro que no.

—Te conozco, lo amas. —lo miró con las cejas levantadas, los ojos achinados y una sonrisa divertida.

—Es humillante.

La rubia chasqueó la lengua.

—Qué amargado.

—Qué inmadura.

—Lo haremos. —aseguró, sonriente.

—No te voy a seguir en esto, mascota. —se cruzó de brazos, decidido.

Cinco doritos después...

Tal y como intuyó, el pelinegro cedió unos segundos después, por lo cual se acercó hasta ella, recargando su cuerpo en el suyo, a la vez que ella sonriente, lo abrazaba por la cintura y él se hacía el moribundo; por un momento, se sintió nerviosa de tenerlo tan cerca, pero supo disimularlo, en cuando vio que estaban a punto de llegar a su parada, formó en su rostro una expresión de terror.