[42. Final]

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Corrió hasta la habitación y se cambió a toda velocidad a las ropas que traía cuando llegó, escuchando los pasos de los guardias que venían hacia ella, cuando los sintió cerca, no tuvo más opción que posicionarse para atacar

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Corrió hasta la habitación y se cambió a toda velocidad a las ropas que traía cuando llegó, escuchando los pasos de los guardias que venían hacia ella, cuando los sintió cerca, no tuvo más opción que posicionarse para atacar.

Pero para su sorpresa no eran los guardias, eran los tres guerreros.

—¿Qué hacen aquí? ¿Vienen a capturarme? —preguntó alarmada.

—No, venimos a ayudarte a escapar. —respondió Volstagg.

Frunció el ceño.

—¿Por qué harían...?

—Porque nos has caído genial, lady ___. —dijo Frandal, acercándose a ella— Y no mereces nada de lo que acaba de suceder.

Esta vez, los sonidos de los guardias se hicieron presentes.

—¿Ahora que hacemos?

—Tirarnos por el balcón.

—No creo que sea momento de bromear. —la rubia arqueó las cejas.

—No es una broma, ___. Hay que saltar.

Antes de que pudiera reaccionar, Frandal la tomó de la mano y la arrastró hacia el balcón, para tirarse por los aires. Antes de que pudiera efectuar sus poderes o siquiera gritar, su espalda se golpeó con algo fuerte, abrió los ojos y se encontró en una nave.

—Vaya, qué astutos. —sonrió nerviosa.

Los tres hombres sonrieron y pronto uno de ellos comenzó a pilotar la nave a toda velocidad, para llegar hacia el bifröst.

Todo parecía marchar bien y su escape parecía ser un éxito, hasta que un ruido a su lado los hizo girar, encontraron a Thor, lady Sif y Loki en otra nave.

—¡___, tienes que escucharme por favor! —pidió el rubio.

—¿Escucharte? ¡Tienes que encerrarla, Thor! ¡Esta mortal se estaba acostando con mi prometido y estuvo apunto de matar a mi suegro!

Las miradas del dios del engaño y de la Rogers se conectaron, inmediatamente ella le sonrió tristemente.

—Y me aseguraste que no era un juego, ¿eh? —dijo con ironía.

—___.

—Eres un traidor, siempre lo serás. —miró unos segundos después a Thor— Y ahora tú también lo eres... Espero que ambos se pudran en el infierno.

Los dioses se miraron entre ellos con culpa, y la rubia aprovechó aquello para usar tu telequinesis y mover su nave hacia el suelo, provocando así que no pudieran seguirlos.

Unos minutos después llegaron al bifröst y la rubia salió de un salto de la nave, siendo seguida de los guerreros.

—Lady ___, ¿qué ocurre? —preguntó Heimdall confuso.

—Heimdall, necesito que me transportes de vuelta a mi hogar, por favor.

Éste asintió y le hizo una seña para que se posicionara en el bifröst, cosa que hizo de inmediato. Luego posó sus ojos en los guerreros y les dio una de sus más sinceras sonrisas.

—Gracias por todo, muchachos.

—No es nada... —Hogun sonrió— Cuídate, ¿sí?

La ojiazul inclinó la cabeza con preocupación.

—¿Ustedes estarán bien? Los he metido en un lío bastante grande.

—Ah descuida, nos las arreglaremos.

Se unió en un abrazo con los tres hombres, hasta que en ese momento la voz del trueno se hizo presente nuevamente.

—¡Alto, ___!

Retrocedió en sus pasos y fijó su vista en el moreno.

—Heimdall, ahora.

Pero antes de que el protector pudiera actuar, lady Sif corrió hacia la rubia, tumbándola al suelo y estrellando su cabeza contra el mismo, pero ella soltó un grito sónico que la hizo apartarse de ella.

—Por cierto, Loki... —murmuró levantándose del suelo— ¡Terminamos! ¡No vuelvas a buscarme jamás en tu maldita vida!

Le enseñó el dedo medio y en seguida fue transportada por Heimdall de vuelta a la tierra.

Por fin a solas, durante su recorrido en el bifröst, se permitió soltar las lágrimas que estaba reteniendo desde hace tiempo y soltar los sollozos rotos que mantenía atascados en la garganta.

Por fin a solas, durante su recorrido en el bifröst, se permitió soltar las lágrimas que estaba reteniendo desde hace tiempo y soltar los sollozos rotos que mantenía atascados en la garganta

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Nueva York.

Tony salía del complejo hacia su automóvil, hasta que un resplandor se hizo presente en el jardín y lo sobresaltó. Corrió hacia él y para su sorpresa, una angustiada ___ salió de allí, llorando desconsoladamente, y sintió su corazón encogerse ante la escena.

—¡___, ___! —la tomó por los hombros.

Ella pareció reaccionar, puesto que inmediatamente se abalanzó a él, abrazándolo con fuerza.

—Tony... —sollozó— Loki jugó conmigo de nuevo, lo hizo otra vez.

El millonario apretó los puños con frustración.

Maldito embustero.

Le devolvió el abrazo con la misma fuerza, permitiéndole llorar en su hombro.

Esta vez no había vuelta atrás para ella, estaba totalmente rota.

—Y-yo lo amaba, le di otra oportunidad porque confiaba en su palabra y él volvió a traicionarme... —sorbió la nariz— ¿Qué voy a hacer ahora?

Era su oportunidad.

Tony le tomó el rostro con delicadeza, mirando sus preciosos pozos azules cubiertos de lágrimas.

—Ven conmigo, ___. Tengo un vuelo a Grecia en treinta minutos.

—¿Q-qué?

—Mira, sé que es algo apresurado, loco, que acabas de llegar y tienes el corazón roto... —habló con un tono lleno de seguridad— Pero te prometo que si vienes conmigo, te demostraré lo que mereces en realidad.

El filántropo extendió su mano, la rubia la miró unos segundos, para después tomarla.

—Vámonos de aquí, Tony.

¿Fin?

Just a game [loki y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora